Desde las hileras de luz,
que escapan de su habitación,
puedo distinguir el norte y el sur
de lo que me aleja, en su dirección.
Veo.
Máscaras drogadas de fondos sin puertas.
Límites trucados con reglas desiertas.
Pienso.
Al otro lado del oeste se encuentra mi tierra;
en el centro del vientre, donde el ombligo se entierra.
Existo.
Déjame tu luz o entrar a tu habitación.
No poseo nada, no quiero nada más.
Estoy contemplando en el ocaso una visión;
esa carretera que me conduce a tu amor.
Alfredo L'Huissier
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