Sin quererlo, fui aquello, de breves límites y borrosos.
En cada noche, ante cada rostro,
de torpe voz en cualquier boca,
de simpatía en cualquier cuerpo.
Aquello de próximas mano a la tierra,
Con hábito de muerte exagerada,
Y, rozando el desmayo me desplomo
Desde el cerebro y sobre mis piernas
Sin quererlo fui aquello, una cabeza dormida
En la arboleda de un jardín ajeno,
En estado ciego y solitario,
Visitado por dientes y sombras.
De noche en noche quiero ir, buscando limites concretos,
Remotos e implacables
Que no me lleven al exceso,
Que prohíban lo que no deseo,
Que no me permitan dejar un cuerpo muerto
De madrugada.
Javier Velasco
No hay comentarios:
Publicar un comentario