Me
he inquietado entre dos orillas,
como un río, por estos años,
por estos días.
Me he inquietado en la duda
de si nuestro paso es una imprenta
como un río, por estos años,
por estos días.
Me he inquietado en la duda
de si nuestro paso es una imprenta
vital
en este mundo,
o si todo lo contrario:
uno donde el ayer
diverge del hoy,
aquel donde el luego
dista de este instante.
Pero no es vital
sino la segunda orilla,
la cual conserva en su fango
huellas de todo tipo y toda forma,
donde ninguna es idéntica
a la que le precede.
Pero para hablar de vida en éste,
el borde del río que se esperanza,
hay que conocer el de enfrente.
Porque esta orilla vital solo es
por el clamor que reverbera,
debajo de una tierra más seca,
que se alcanza a oír,
y que suena a existencia.
Por el llamarnos algo
como seres humanos.
Pero donde los caminos
y todo lo marcado a lo largo
de esta parte del río
parecen estampas
de lo predecible y de lo cotidiano.
Y me hallo convulso
porque he querido encontrar
la primera, desesperado ya
de ver cómo se van repitiendo
las piedras con las que he tropezado.
o si todo lo contrario:
uno donde el ayer
diverge del hoy,
aquel donde el luego
dista de este instante.
Pero no es vital
sino la segunda orilla,
la cual conserva en su fango
huellas de todo tipo y toda forma,
donde ninguna es idéntica
a la que le precede.
Pero para hablar de vida en éste,
el borde del río que se esperanza,
hay que conocer el de enfrente.
Porque esta orilla vital solo es
por el clamor que reverbera,
debajo de una tierra más seca,
que se alcanza a oír,
y que suena a existencia.
Por el llamarnos algo
como seres humanos.
Pero donde los caminos
y todo lo marcado a lo largo
de esta parte del río
parecen estampas
de lo predecible y de lo cotidiano.
Y me hallo convulso
porque he querido encontrar
la primera, desesperado ya
de ver cómo se van repitiendo
las piedras con las que he tropezado.
y caído a medio andar,
a un gran caudal de dudas
que vienen y que van,
que me son innecesarias,
de todos modos, porque
mis brazos están cansados
de tener ellos que salvar
mi propia vida, mi anterior,
y espero solo anterior
existencia.
Esas dudas que arremeten,
llegan también desde allá.
¿Será lo que se cree?
¿Será lo que se quiere?
Mientras empiezo a preguntarme
respecto a mi inicial deseo,
las piernas que traía conmigo,
que cargaban tierra siempre,
que es la tierra del siempre,
comienzan a pesarme,
a hundirme a mí y a mi nombre,
a mi cabeza, mi cuello.
En fin, a todos esos
que también han sido yo,
en aquella lejana, extrañada
y extraviada orilla.
Y ahora, sostenido en medio
de una gravedad acuática
y melancólica, creo no poder llorar, porque este río
es suficiente intensidad
o muy poca.
Entonces he de esperar
a que se seque,
para que mis pies,
agobiados de agua y cansancio,
marquen por fin, abiertos y libres,
sus huellas mellizas
en este nuevo surco.
a un gran caudal de dudas
que vienen y que van,
que me son innecesarias,
de todos modos, porque
mis brazos están cansados
de tener ellos que salvar
mi propia vida, mi anterior,
y espero solo anterior
existencia.
Esas dudas que arremeten,
llegan también desde allá.
¿Será lo que se cree?
¿Será lo que se quiere?
Mientras empiezo a preguntarme
respecto a mi inicial deseo,
las piernas que traía conmigo,
que cargaban tierra siempre,
que es la tierra del siempre,
comienzan a pesarme,
a hundirme a mí y a mi nombre,
a mi cabeza, mi cuello.
En fin, a todos esos
que también han sido yo,
en aquella lejana, extrañada
y extraviada orilla.
Y ahora, sostenido en medio
de una gravedad acuática
y melancólica, creo no poder llorar, porque este río
es suficiente intensidad
o muy poca.
Entonces he de esperar
a que se seque,
para que mis pies,
agobiados de agua y cansancio,
marquen por fin, abiertos y libres,
sus huellas mellizas
en este nuevo surco.
jvv
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