A veces me asaltan las dudas.
Son muchas las voces que resuenan en aquellos túneles oscuros, húmedos y fríos. Las goteras también se oyen creando así una siniestra y espeluznante caminata en medio de un eco demente. Ya nada resulta evidente sin antes una pequeña discusión, somos muchos y hay que ponerse de acuerdo.
Un paso sigue dudoso a otro.
Hay momentos en que la razón no aparece, ella simplemente se escurre entre las palabras, la política y míseros murmullos. De ahí, brota la inercia, el vacío infernal de una cúpula gigante sin materia sin ley.
Pisa y verás, descalzo y sin disfraz.
Anónimo
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