12 de abril de 2014

Habladuría

La vi en mis sueños, lo juro.
La vi de azul, blanco y desierto.

Me ha rodeado con sus piernas,
ondulan en vertiginosa
y purgada impudicia.

Aquellos cabellos negros
que se mojan en mi boca.
El reflejo de su cuerpo
se repite en un espejo
y la veo venir, ir y volver
mordiéndose los labios.

Entro en ella como un dios
entro en su hogar milenario
y entro en ella olvidando mi nombre,
con el suyo en la punta de mi lengua.

Su cintura son mis brazos
y mis dedos son su cuello.
Soy de ella hasta los huesos.
Soy de ella y se lo digo;
hasta el día de mi muerte.

Pero entonces me silencio.
El corazón me palpita,
y me pregunto ¿Después?



Anónimo

No hay comentarios: