12 de abril de 2014

Bohemio, músico y revolucionario de papel

El cigarrillo que más se disfruta es aquel que se consume lentamente antes de caer en un sueño profundo. Es el equivalente a la realización de ese deseo que nos lleva lentamente, como si de un acto sexual se tratase, a matarnos. No existe nada más terrible que el tedio, ni nada tan mortal como la vida misma. Nacimos, vivimos, morimos. Y sin embargo, nuestra vida se reduce a actos de suicidio. Aquel que vive más tiempo es el que menos hace, sin embargo el que más vive es aquel que más participa. Porque vivir más no significa llegar a los ochenta sano como una lechuga y preguntarte que has hecho con tu vida. Vivir más es hacer más, y hacer más significa, inevitablemente, morir más joven. La vida mata.
Pregúntale a tu Pepe Grillo. Probablemente te dirá que haces bien en medirte, en controlarte. Te dirá que comas sano, que no tomes mucho, y que por nada en el mundo se te ocurra caer en la tentación del placer fácil que proporciona la droga, el sexo casual, o simplemente el ocio. Es más, lo más factible es que ese pequeño insecto esté hablándote ahora mismo, endulzando tu oído con palabras dignas de un santo varón. Te estará diciendo que este texto es basura escrita por un idiota con insomnio y problemas de infantilismo, que debería estar estudiando en vez de escribir esta mierda. Bohemio, músico, y revolucionario de papel.


Rosecin 

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