Insertan la semilla.
Su tiempo ya está contado.
Brota con fuerza e ilusiones.
Quiere ser libre.
Crece, crece, crece, crece...
Crece en un amplio fundo.
Crece con el viento.
Crece con el tiempo.
Crece queriendo cambiar el mundo.
Estira sus ramas,
da flores y frutos.
Se escucha acercar la tala
en manos de brutos.
Mira desesperado a su alrededor.
Cada árbol más idéntico al otro.
Todos de terno, corbata y camisa,
mientras la motosierra lo acaricia,
siempre firme con capucha,
el árbol grita: "Por Aysén!
No hidroaysén!
¡Si a la lucha! "
Muere. Cumple su horario.
Caen sus ramas sin rumbo.
Es el fin del mundo
si muere más de un árbol revolucionario.
Lak-Ant.
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