31 de octubre de 2014

Oda al demonio de media noche

¡oh, desalmado demonio de media noche!
¿de media noche? Mejor la página del medio de un libro entre abierto
Del cual emergen a los aires, negras aves carroñeras
Sus roncos graznidos pueden dejarte dormir pero no descansar
Pueden borrar las palabras hirientes transformarlas en el bolo psico-alimenticio
¡están trituradas!
Sangran de tanto circular por las venas,
¡están desarraigadas!
las raíces de la vida
¡Oh, desalmado demonio de media noche!
Los ojos cerrados quieren mirarse a sí mismos
Quieren ver la gramaticalidad de las palabras
Como una pasta nauseabunda
Respiro inquietante, fatídica escritura del lápiz imaginario
-De la mujer imaginaria que despierta al hombre imaginario
Como una lamia que repta boca abajo del muro al catre
-Y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario
Hasta sufrir preinfarto ante un ataque del dios pan
Que viola a la hembra jactándose de su divinidad
¡Oh, divino demonio de media noche!
Las arañas despiertan de sus rincones y salen por mis dedos
Se convierten en caracteres que -titilan como astros
Y quedarán petrificados -azules a lo lejos
Mientras perros vagos les declaman desde abajo
Le interrumpen su discurso con blasfemias del infierno
Mezclo en una cacerola versos para un mal de ojo
Para que todos los santos bailen con todos los diablos
Sobre las cabezas de los todos los individuos
¡oh desalmado poema de media noche!
Me tiras los pies y me arrastras violento hacia las tinieblas
Me quedo entre las paredes,
con los poetas fantasmas en el REM
no queda más que echarle tierra encima
un gladiolo, un rezo por cadáver
Gotas de agua bendita sobre la bandera
Para exorcizar al pueblo o despertarlo de la parálisis de sueño

Cassis

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