Estoy sentada en las puertas del mol
los zapatos, me pisan la sombra
nadie me ve, extiendo mi mano
no tengo nada, ni siquiera líneas
en mi palma sudorosa abierta;
¡estaré pintada en un óleo!
no cae, ninguna migaja.
¡Ay… si estuvieran mis hijos
como se llenaría mi mano!
Veo pasar la vida, las bolsas, las tiendas,
me muestran, su lengua iracunda
que va impregnada de colores.
¡Como ansío un helado!
Uno…
¡tanto tiempo!.
Nadie repara, en mis piernas mutiladas
como pedir un pan,
si nadie me ve.
¡Quedo esperando, con la boca abierta!.
María Nela Acuña Monge
No hay comentarios:
Publicar un comentario