la respiración se alarma y la dignidad se desangra,
amoldados hombres caminan despacio hacia donde el salario es pagado,
amontonados haciendo el espacio dentro de su orgullo quebrantado,
calles solitarias son bañadas por la ignorancia,
el adoctrinamiento es la única verdad sensata que culmina nuestra alma,
molde de estructuras estupefactas se abalanza sobre las masas.
el cerebro desfallece, y en esta historia los sueños ya no crecen,
escuchas el sonido de la campana,
ya llego el fin de de semana,
te escapas y rompes las ventas,
una avalancha azota tu calma,
las ideas razonan en la balanza,
y tristemente nos damos cuenta que
somos las prostitutas de unas cuantas maquinas.
Arlecchino
31 de octubre de 2014
Mundo de cristal
El mundo sobre las yemas de tus dedos, pretende que estos no se quemen con la resina de una vida sin salida,
hablamos y escuchamos los golpes que entre puño y pared resuenan otra vez.
Sangre se deshace y las lagrimas corren buscando un lugar donde caer y desfallecer,
el sonido del silencio es mas fuerte que los versos,
explicamos y desenfrenamos, reímos y lloramos,
amamos y odiamos.
SOLO SOMOS UN ENTE MÁS EN UN MUNDO DE CRISTAL......
BIENVENIDO A SOÑAR
Arlecchino
hablamos y escuchamos los golpes que entre puño y pared resuenan otra vez.
Sangre se deshace y las lagrimas corren buscando un lugar donde caer y desfallecer,
el sonido del silencio es mas fuerte que los versos,
explicamos y desenfrenamos, reímos y lloramos,
amamos y odiamos.
SOLO SOMOS UN ENTE MÁS EN UN MUNDO DE CRISTAL......
BIENVENIDO A SOÑAR
Arlecchino
Oda al demonio de media noche
¡oh, desalmado demonio de media noche!
¿de media noche? Mejor la página del medio de un libro entre abierto
Del cual emergen a los aires, negras aves carroñeras
Sus roncos graznidos pueden dejarte dormir pero no descansar
Pueden borrar las palabras hirientes transformarlas en el bolo psico-alimenticio
¡están trituradas!
Sangran de tanto circular por las venas,
¡están desarraigadas!
las raíces de la vida
¡Oh, desalmado demonio de media noche!
Los ojos cerrados quieren mirarse a sí mismos
Quieren ver la gramaticalidad de las palabras
Como una pasta nauseabunda
Respiro inquietante, fatídica escritura del lápiz imaginario
-De la mujer imaginaria que despierta al hombre imaginario
Como una lamia que repta boca abajo del muro al catre
-Y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario
Hasta sufrir preinfarto ante un ataque del dios pan
Que viola a la hembra jactándose de su divinidad
¡Oh, divino demonio de media noche!
Las arañas despiertan de sus rincones y salen por mis dedos
Se convierten en caracteres que -titilan como astros
Y quedarán petrificados -azules a lo lejos
Mientras perros vagos les declaman desde abajo
Le interrumpen su discurso con blasfemias del infierno
Mezclo en una cacerola versos para un mal de ojo
Para que todos los santos bailen con todos los diablos
Sobre las cabezas de los todos los individuos
¡oh desalmado poema de media noche!
Me tiras los pies y me arrastras violento hacia las tinieblas
Me quedo entre las paredes,
con los poetas fantasmas en el REM
no queda más que echarle tierra encima
un gladiolo, un rezo por cadáver
Gotas de agua bendita sobre la bandera
Para exorcizar al pueblo o despertarlo de la parálisis de sueño
¿de media noche? Mejor la página del medio de un libro entre abierto
Del cual emergen a los aires, negras aves carroñeras
Sus roncos graznidos pueden dejarte dormir pero no descansar
Pueden borrar las palabras hirientes transformarlas en el bolo psico-alimenticio
¡están trituradas!
Sangran de tanto circular por las venas,
¡están desarraigadas!
las raíces de la vida
¡Oh, desalmado demonio de media noche!
Los ojos cerrados quieren mirarse a sí mismos
Quieren ver la gramaticalidad de las palabras
Como una pasta nauseabunda
Respiro inquietante, fatídica escritura del lápiz imaginario
-De la mujer imaginaria que despierta al hombre imaginario
Como una lamia que repta boca abajo del muro al catre
-Y vuelve a palpitar el corazón del hombre imaginario
Hasta sufrir preinfarto ante un ataque del dios pan
Que viola a la hembra jactándose de su divinidad
¡Oh, divino demonio de media noche!
Las arañas despiertan de sus rincones y salen por mis dedos
Se convierten en caracteres que -titilan como astros
Y quedarán petrificados -azules a lo lejos
Mientras perros vagos les declaman desde abajo
Le interrumpen su discurso con blasfemias del infierno
Mezclo en una cacerola versos para un mal de ojo
Para que todos los santos bailen con todos los diablos
Sobre las cabezas de los todos los individuos
¡oh desalmado poema de media noche!
Me tiras los pies y me arrastras violento hacia las tinieblas
Me quedo entre las paredes,
con los poetas fantasmas en el REM
no queda más que echarle tierra encima
un gladiolo, un rezo por cadáver
Gotas de agua bendita sobre la bandera
Para exorcizar al pueblo o despertarlo de la parálisis de sueño
Cassis
28 de octubre de 2014
Asalto
Aceché entre las sombras de la ciudad, al hombre que, dichoso, caminaba. Sus ojos brillantes daban muestra de su inconmensurable felicidad.
En un momento de descuido, embustí al hombre, lo golpeé y le robé su sonrisa.
Ahora, soy casi feliz.
Anónimo
En un momento de descuido, embustí al hombre, lo golpeé y le robé su sonrisa.
Ahora, soy casi feliz.
Anónimo
Mi menor / La menor
Con repentino y mesurado sigilo
me iré restando de los mundos
caminaré descalzo en las horas solitarias
y despoblaré el atestado espacio
Me vestiré de mito
y entre cuchicheos insolentes
viviré de mentira
Me llevaré mis relojes mis cruces mis huellas
y los versos que delaten mi fallo
los mutilaré entre lágrimas avergonzadas
Seré invisible insólito fugaz
y cuando la memoria no me encuentre
y el sol me haga sombra
susurraré un adiós
entre los arpegios de mi guitarra
Y quizás alguien derrame
un sincero e inexplicable llanto.
Anthóstines
me iré restando de los mundos
caminaré descalzo en las horas solitarias
y despoblaré el atestado espacio
Me vestiré de mito
y entre cuchicheos insolentes
viviré de mentira
Me llevaré mis relojes mis cruces mis huellas
y los versos que delaten mi fallo
los mutilaré entre lágrimas avergonzadas
Seré invisible insólito fugaz
y cuando la memoria no me encuentre
y el sol me haga sombra
susurraré un adiós
entre los arpegios de mi guitarra
Y quizás alguien derrame
un sincero e inexplicable llanto.
Anthóstines
27 de octubre de 2014
Diálogos con la marginalidad
I
-¿por qué estar sola en un rincón de esta negra pieza?
Porque de aquí nadie escucha el fundir a tus lagañas
Desde aquí, tu cuerpo y la sombra son uno
Te confundes con la sombra
Te enamoras de la sombra, como un buen amante
Besa, acaricia, muerde, llega adentro y lastima...
-pero, ¿por qué estar sola en un rincón de esta pieza negra?
El egoísmo aquí es tan grande, se expande en todas las vértices
Cubre lo que en las paredes es luz naranja primaveral
Incluso a las pequeñas arañas que sólo quieren descansar
Las paredes están más amplias, y el techo parece un cielo infinito
-... ¿por qué estar sola debajo del ala asfixiante de un ángel?
Porque desde aquí respirar se vuelve lento, estoy cobijada
No hay frío, no hay problemas, no hay caras, no hay
Sólo y sólo el alba de esta pantalla que embriaga
Que adormece brillante, estafadora de papel
- ¿por qué estar sola en un ...
Porque este rincón es la vida bajo el sol, es la extensa pradera
Grises calles, amplios valles, bloques que quieren alcanzar el cielo
El paradero con cartones donde duerme el vago con su perro
Este rincón está aunque el ocaso brille y amanezca incesante
-Exacto
Exacto
II
Los sapos cantan a la luna también
Voz quebrada resuena en la nada
-pero cantas a la luna
Aquí, aquí me confundo con la nada
El margen de mi autorretrato en blanco
Y la soledad sigue sentada a mi lado
Y la noche espera, se impacienta como cenicienta a las 23.50
-Quiere correr como tú
Estoy corriendo, corriendo a través de las palabras
Palabras tipeadas por el espacio vacío
Se llena, se llena, se llena, se llena, se llena...
-¡Detente! Recuerda que vas a despertar mañana
Mañana y mañana y mañana y mañana y hasta que llegue el nunca
-¡Error! Hasta que llegue el siempre
III
-Parece que vivimos en la eterna incompletitud
¿cuál es el fin de tu vida?
¿por qué demoras en contestar?...
¡Sí, las piedras tienen conciencia!
La tierra tiene memoria, sabe lo que vendrá
¿cuál es el fin de tu vida?
Salir del
margen
dibujarme un retrato de acciones sin mi cara en el
centro
-¿cuál es el fin de tu vida?
-¿por qué estar sola en un rincón de esta negra pieza?
Porque de aquí nadie escucha el fundir a tus lagañas
Desde aquí, tu cuerpo y la sombra son uno
Te confundes con la sombra
Te enamoras de la sombra, como un buen amante
Besa, acaricia, muerde, llega adentro y lastima...
-pero, ¿por qué estar sola en un rincón de esta pieza negra?
El egoísmo aquí es tan grande, se expande en todas las vértices
Cubre lo que en las paredes es luz naranja primaveral
Incluso a las pequeñas arañas que sólo quieren descansar
Las paredes están más amplias, y el techo parece un cielo infinito
-... ¿por qué estar sola debajo del ala asfixiante de un ángel?
Porque desde aquí respirar se vuelve lento, estoy cobijada
No hay frío, no hay problemas, no hay caras, no hay
Sólo y sólo el alba de esta pantalla que embriaga
Que adormece brillante, estafadora de papel
- ¿por qué estar sola en un ...
Porque este rincón es la vida bajo el sol, es la extensa pradera
Grises calles, amplios valles, bloques que quieren alcanzar el cielo
El paradero con cartones donde duerme el vago con su perro
Este rincón está aunque el ocaso brille y amanezca incesante
-Exacto
Exacto
II
Los sapos cantan a la luna también
Voz quebrada resuena en la nada
-pero cantas a la luna
Aquí, aquí me confundo con la nada
El margen de mi autorretrato en blanco
Y la soledad sigue sentada a mi lado
Y la noche espera, se impacienta como cenicienta a las 23.50
-Quiere correr como tú
Estoy corriendo, corriendo a través de las palabras
Palabras tipeadas por el espacio vacío
Se llena, se llena, se llena, se llena, se llena...
-¡Detente! Recuerda que vas a despertar mañana
Mañana y mañana y mañana y mañana y hasta que llegue el nunca
-¡Error! Hasta que llegue el siempre
III
-Parece que vivimos en la eterna incompletitud
¿cuál es el fin de tu vida?
¿por qué demoras en contestar?...
¡Sí, las piedras tienen conciencia!
La tierra tiene memoria, sabe lo que vendrá
¿cuál es el fin de tu vida?
Salir del
margen
dibujarme un retrato de acciones sin mi cara en el
centro
-¿cuál es el fin de tu vida?
Cassis
26 de octubre de 2014
Acidez
Soy el individuo de la colina.
Veo la gente caminar, los autos pasar, pero ellos no me ven a mí.
El sol se esconde lentamente y cada vez me siento más oscuro. Mi cuerpo lánguido que busca caer, mi vista agobiada, la mente aburrida. Largas son las horas en espera de un milagro que me saque de mis casillas: una nube con forma de pez, un gato desinteresado, un pájaro entusiasta en su vuelo.
Ojalá fuera la soledad mi némesis, pero es la soledad quien me mantiene en vida.
No vale la pena buscar propósitos en las curvas circulares o espirales, si al final salgo mareado y confuso de tantas vueltas hechizas.
¿Han intentado leer una hoja de un árbol? Es inútil.
Paso los días en vano ocupando el espacio, casi por obligación, atento si en alguna precisa escena, alguien o algo dan señales de existencia. Es obsesión. Pero no hay otra vía.
¿Han intentado acallar los grillos de las selvas? No lo hagan, es inútil.
Voy llegando a la cumbre del mundo con las manos en mis bolsillos.
Sin tapujos, veo la gente despedirse, abrazarse, los autos estallar, los edificios caer. Pero ellos no verán mi última pirueta.
Soy el individuo de la colina.
Thor
Veo la gente caminar, los autos pasar, pero ellos no me ven a mí.
El sol se esconde lentamente y cada vez me siento más oscuro. Mi cuerpo lánguido que busca caer, mi vista agobiada, la mente aburrida. Largas son las horas en espera de un milagro que me saque de mis casillas: una nube con forma de pez, un gato desinteresado, un pájaro entusiasta en su vuelo.
Ojalá fuera la soledad mi némesis, pero es la soledad quien me mantiene en vida.
No vale la pena buscar propósitos en las curvas circulares o espirales, si al final salgo mareado y confuso de tantas vueltas hechizas.
¿Han intentado leer una hoja de un árbol? Es inútil.
Paso los días en vano ocupando el espacio, casi por obligación, atento si en alguna precisa escena, alguien o algo dan señales de existencia. Es obsesión. Pero no hay otra vía.
¿Han intentado acallar los grillos de las selvas? No lo hagan, es inútil.
Voy llegando a la cumbre del mundo con las manos en mis bolsillos.
Sin tapujos, veo la gente despedirse, abrazarse, los autos estallar, los edificios caer. Pero ellos no verán mi última pirueta.
Soy el individuo de la colina.
Thor
Viento otoñal
Las hojas son la muestra
de la existencia tangible del viento.
Sus formas oblicuas,
su rocio matinal,
su impetud por fertilizar.
Nos dan,
nos traen,
nos hacen vivir.
Es más, oxigenan
el ligero pensamiento.
La rutina rota
por el concierto
porque lo oído
es sobre todo
solo
un
leve
lamento,
pero
no
mio
sino
del
viento.
Lak Ant
de la existencia tangible del viento.
Sus formas oblicuas,
su rocio matinal,
su impetud por fertilizar.
Nos dan,
nos traen,
nos hacen vivir.
Es más, oxigenan
el ligero pensamiento.
La rutina rota
por el concierto
porque lo oído
es sobre todo
solo
un
leve
lamento,
pero
no
mio
sino
del
viento.
Lak Ant
Héroes anónimos
Soy lo que un día soñé,
soy la cara desconocida que algún día viste correr para socorrer,
soy una persona más dentro de tu sociedad,
soy un actor más de esta cruda realidad.
soy el antagonista de la desesperación,
soy el hombre y a la vez el niño que corre enfrentando su propio temor,
he pensado en reglar mi poco tiempo a quien lo necesite, reconfortandome en su sonrisa.
soy uno más de los miles de soñadores que construyen su camino y buscan regalar algo que pocos han podido alcanzar.
amor y libertad...
soy la cara desconocida que algún día viste correr para socorrer,
soy una persona más dentro de tu sociedad,
soy un actor más de esta cruda realidad.
soy el antagonista de la desesperación,
soy el hombre y a la vez el niño que corre enfrentando su propio temor,
he pensado en reglar mi poco tiempo a quien lo necesite, reconfortandome en su sonrisa.
soy uno más de los miles de soñadores que construyen su camino y buscan regalar algo que pocos han podido alcanzar.
amor y libertad...
Alrecchino
20 de octubre de 2014
Siesta
-imágenes inconexas-
De seguro eran imágenes inconexas que se dispersaban sin temor alguno por el proyector. Sólo un ser supremo podría dar cabida a cierta lógica dependiente de esas incongruencias fantasmales.
A un hombre sano, sólo le confundirán más el indómito presente.
¿¡Quién será capaz de aliviar las ilusorias y tramposas dimensiones!?
Sólo un loco o un genio podrían sacar una conclusión aparte a la de una sobrecarga de voltaje.
Yo, voy miedoso y con cálculo, desenchufando "aparatos".
-trajinar silencioso-
En ese trajinar silencioso, mientras la lluvia nos golpeaba con cariño desmedido, me dí cuenta que nuestras palabras sobraban. Que brutalidad el proceso de materialización fallida de aparentes sentimientos, de estos esfuerzos desganados de ocupar un espacio concebido erróneamente como muerto.
¡El vacío está lleno!
Y el silencio resultó ser una armonía que desfilaba entre nuestras miradas dispersas, un sinfín de gritos mudos pertinentes.
Fue raro que de un momento a otro, colmara un pasar tan perfecto, tan simple y tan evidente para mi siempre atestado juicio.
Qué lindo se atesora aquel silente pasado.
(Eso sí, mi voz quebró la pureza de la homogeneidad, impulsado por mi irremediable inconformismo. No todo puede ser tan bello y eterno.)
Thor
De seguro eran imágenes inconexas que se dispersaban sin temor alguno por el proyector. Sólo un ser supremo podría dar cabida a cierta lógica dependiente de esas incongruencias fantasmales.
A un hombre sano, sólo le confundirán más el indómito presente.
¿¡Quién será capaz de aliviar las ilusorias y tramposas dimensiones!?
Sólo un loco o un genio podrían sacar una conclusión aparte a la de una sobrecarga de voltaje.
Yo, voy miedoso y con cálculo, desenchufando "aparatos".
-trajinar silencioso-
En ese trajinar silencioso, mientras la lluvia nos golpeaba con cariño desmedido, me dí cuenta que nuestras palabras sobraban. Que brutalidad el proceso de materialización fallida de aparentes sentimientos, de estos esfuerzos desganados de ocupar un espacio concebido erróneamente como muerto.
¡El vacío está lleno!
Y el silencio resultó ser una armonía que desfilaba entre nuestras miradas dispersas, un sinfín de gritos mudos pertinentes.
Fue raro que de un momento a otro, colmara un pasar tan perfecto, tan simple y tan evidente para mi siempre atestado juicio.
Qué lindo se atesora aquel silente pasado.
(Eso sí, mi voz quebró la pureza de la homogeneidad, impulsado por mi irremediable inconformismo. No todo puede ser tan bello y eterno.)
Thor
...
Entregadas a una causa suprema, viajan las chispas por el firmamento, sin peajes ni cuotas de interés. Ella es de fuego, y el viento en cierto sentido, marca sus pisadas hacia un incierto rumbo cósmico. Ella nace, es libre y muere, sin temor alguno al recelo de sus pares. Linda y caprichosa es su esencia, que sin querer, arrasa la más fina linea de la coherencia.
Y además me exige sutileza, como si sus rayos se tratasen de gritos violentos pintados con fino pincel.
Son mini proyectiles, fuegos artificiales, maestras de la soberbia.
Lejana, me entretiene en mi pausada cortesía que observa las alturas de su vida (imaginación). No hay apuro en el deleite que aflora en mi desinteresado (y obligado) pausar.
Lejana, me entretiene en mi pausada cortesía que observa las alturas de su vida (imaginación). No hay apuro en el deleite que aflora en mi desinteresado (y obligado) pausar.
Elías Roth
19 de octubre de 2014
Mi película
Todos vivimos nuestra propia película,
todos vivimos, lloramos y reímos,
Traicionamos y solidarizamos
resistimos y vemos como se nos desvanece la realidad en nuestras miradas,
las tinieblas de los susurros ancestrales me persiguen y corro cada vez más rápido,
el hedor terminal desconoce edad,
la luna atrapa mi ánima y consume mi rostro carnal que ahora ya no esta,
la humanidad ha germinado de las cenizas de la soledad,
cada vez más individual y brutal,
cada vez dando patadas al más débil de su vecindad,
cada vez más ignorante y ciego ante los hechos que afectan y culminan su realidad,
el sonido de los tambores hacen temblar las piedras como los pasos en la manifestación,
el sueño de poder volar con alas de metal implementadas para ocultar la verdad,
de que no somos libres y por eso no debemos estar tristes,
recurro a las manos blancas que posee tu alma limpia y pura, sin maldad,
no hemos podido educar nuestros pensamientos menos podremos educar nuestros sentimientos,
soy preso de tu soledad solitaria que anuncia lo abismal,
soy preso de mis tabúes que te encierran en una burbuja de cristal y no te dejan respirar,
soy preso de la libertad que tu no me das,
soy preso del pensamiento de estar preso,
quiero volver a reír como un niño sin saber que algún día ira a crecer y tendrá que asumir responsabilidades, responsabilidades impuestas por entes que sólo se preocupan de explotar y alborotar tu espacio , tu poco espacio el cual puedes llamar hogar, te invaden con sus mentiras para que les veas la cara y te sientas tranquilo…..
Cada uno vive en la película que uno se quiera crear,
Mi película cae sobre los hombros del arquitecto, que con un poco de paciencia y esfuerzo me ha sabido encaminar……
Arlecchino
todos vivimos, lloramos y reímos,
Traicionamos y solidarizamos
resistimos y vemos como se nos desvanece la realidad en nuestras miradas,
las tinieblas de los susurros ancestrales me persiguen y corro cada vez más rápido,
el hedor terminal desconoce edad,
la luna atrapa mi ánima y consume mi rostro carnal que ahora ya no esta,
la humanidad ha germinado de las cenizas de la soledad,
cada vez más individual y brutal,
cada vez dando patadas al más débil de su vecindad,
cada vez más ignorante y ciego ante los hechos que afectan y culminan su realidad,
el sonido de los tambores hacen temblar las piedras como los pasos en la manifestación,
el sueño de poder volar con alas de metal implementadas para ocultar la verdad,
de que no somos libres y por eso no debemos estar tristes,
recurro a las manos blancas que posee tu alma limpia y pura, sin maldad,
no hemos podido educar nuestros pensamientos menos podremos educar nuestros sentimientos,
soy preso de tu soledad solitaria que anuncia lo abismal,
soy preso de mis tabúes que te encierran en una burbuja de cristal y no te dejan respirar,
soy preso de la libertad que tu no me das,
soy preso del pensamiento de estar preso,
quiero volver a reír como un niño sin saber que algún día ira a crecer y tendrá que asumir responsabilidades, responsabilidades impuestas por entes que sólo se preocupan de explotar y alborotar tu espacio , tu poco espacio el cual puedes llamar hogar, te invaden con sus mentiras para que les veas la cara y te sientas tranquilo…..
Cada uno vive en la película que uno se quiera crear,
Mi película cae sobre los hombros del arquitecto, que con un poco de paciencia y esfuerzo me ha sabido encaminar……
Arlecchino
El agua en vino
Despierto,
voy saliendo de tu morada,
ya pesa el sol
ancho y vespertino.
Recuerdo entonces la ramada
donde exigí
el bebestible cristalino
que en la jarra se me sirvió.
A primera vista parecía agua
pero al tocarla
de olor y color cambió.
Te pregunte si estabas harta
y me respondiste que no,
aproveche el momento entonces:
"éste brindis es por vos"
Ésta era la encrucijada
¿gastarme con tus quejidos
o cambiarte mejor por vino?
Menos mal fui decidido,
mejor aún que me acompañaras
hasta que se acabase la ensalada
y se ensalzase tu mirada
en mis ojos rojo tinto.
Ahora voy normal y sonrío,
pues anoche seguí esta misma senda
pero zigzagueando entre la vereda,
la verdad y el camino
directo a un dormitorio para dos,
donde te susurré al oído:
"será pa' dejarla emborrachada
con la palabra hoy de Dios"
Lak Ant
voy saliendo de tu morada,
ya pesa el sol
ancho y vespertino.
Recuerdo entonces la ramada
donde exigí
el bebestible cristalino
que en la jarra se me sirvió.
A primera vista parecía agua
pero al tocarla
de olor y color cambió.
Te pregunte si estabas harta
y me respondiste que no,
aproveche el momento entonces:
"éste brindis es por vos"
Ésta era la encrucijada
¿gastarme con tus quejidos
o cambiarte mejor por vino?
Menos mal fui decidido,
mejor aún que me acompañaras
hasta que se acabase la ensalada
y se ensalzase tu mirada
en mis ojos rojo tinto.
Ahora voy normal y sonrío,
pues anoche seguí esta misma senda
pero zigzagueando entre la vereda,
la verdad y el camino
directo a un dormitorio para dos,
donde te susurré al oído:
"será pa' dejarla emborrachada
con la palabra hoy de Dios"
Lak Ant
17 de octubre de 2014
La gata negra
(Una gata negra cruzó mis dudas.)
Caminaba sin prisa aparente, mientras la calle permanecía extrañamente deshabitada: no volaba ni un sólo petulante pensamiento, a excepción de los míos claro, que inevitablemente inundaban el pasaje con grises tonalidades.
La gata negra transitó a mi lado, y si bien estaba distante, se mantenía atenta a cualquier movimiento ajeno. Se paseaba entre las penumbras quejumbrosas del nublado atardecer, apareciendo y desapareciendo con elegante deambular. Seguía concienzudamente mis pisadas y yo al percatarme de su iluso interés, me detuve y le cuchichié para que se acercara. Pero la gata quedó perpleja, y noté de inmediato en su fijo mirar, una atestada inseguridad y un asombro innato. Y en esa tensa y cauta interacción de miradas, nos mantuvimos alertas.
Cuando dí un paso hacía ella, la gata dio una pequeña marcha atrás (sin nunca romper los hilos que unían nuestros ojos). Decidido a esperar, me senté lentamente sobre mis tobillos y sin moverme ni un centímetro, clavé mi mirada en la suya con brava cortesía.
La gata negra, percatando mi paciente e inusual actitud, se acercó paulatinamente hacía mí, como si cada pisada fuese un aliento alimentando su valerosa intriga.
En cosa de minutos (que para mí fueron eternos), la gata se ubicó a tan solo un mísero metro. Con delicadeza, extendí mi brazo y mi palma, con afectuoso y manso aprecio.
La gata, en un principio levemente sorprendida, arrimó su torso y luego su cola entre mi brazo colgante. Después, con natural confianza y desenvolvimiento, apoyó sus finas patas delanteras sobre mi pecho, dejándose acariciar.
Su pelaje era de una sedosidad caprichosa y en pequeños movimientos controlados, se entregaba afanada a mi ternura.
Y en ese lindo y mutuo arrumaco, ocupamos la ya oscura y siempre vacía calle.
(Pero sólo momentáneamente, pues, ambos seguimos nuestro incierto camino, sin nunca mirar atrás.)
Thor
Caminaba sin prisa aparente, mientras la calle permanecía extrañamente deshabitada: no volaba ni un sólo petulante pensamiento, a excepción de los míos claro, que inevitablemente inundaban el pasaje con grises tonalidades.
La gata negra transitó a mi lado, y si bien estaba distante, se mantenía atenta a cualquier movimiento ajeno. Se paseaba entre las penumbras quejumbrosas del nublado atardecer, apareciendo y desapareciendo con elegante deambular. Seguía concienzudamente mis pisadas y yo al percatarme de su iluso interés, me detuve y le cuchichié para que se acercara. Pero la gata quedó perpleja, y noté de inmediato en su fijo mirar, una atestada inseguridad y un asombro innato. Y en esa tensa y cauta interacción de miradas, nos mantuvimos alertas.
Cuando dí un paso hacía ella, la gata dio una pequeña marcha atrás (sin nunca romper los hilos que unían nuestros ojos). Decidido a esperar, me senté lentamente sobre mis tobillos y sin moverme ni un centímetro, clavé mi mirada en la suya con brava cortesía.
La gata negra, percatando mi paciente e inusual actitud, se acercó paulatinamente hacía mí, como si cada pisada fuese un aliento alimentando su valerosa intriga.
En cosa de minutos (que para mí fueron eternos), la gata se ubicó a tan solo un mísero metro. Con delicadeza, extendí mi brazo y mi palma, con afectuoso y manso aprecio.
La gata, en un principio levemente sorprendida, arrimó su torso y luego su cola entre mi brazo colgante. Después, con natural confianza y desenvolvimiento, apoyó sus finas patas delanteras sobre mi pecho, dejándose acariciar.
Su pelaje era de una sedosidad caprichosa y en pequeños movimientos controlados, se entregaba afanada a mi ternura.
Y en ese lindo y mutuo arrumaco, ocupamos la ya oscura y siempre vacía calle.
(Pero sólo momentáneamente, pues, ambos seguimos nuestro incierto camino, sin nunca mirar atrás.)
Thor
15 de octubre de 2014
Erótica
Déjate seducir, de una forma compleja y pasional, deja que tu cuerpo tome la forma de libertad que tiene para expresarse ante la seducción de mi calor, deja que mis labios sean llevados a tus hombros, para que mis besos caigan por las cascadas de tu cuello como un pañuelo de seda que te recorre, y así bajar suavemente a tus pies, llegar al limite de tu cuerpo para desnudar tu propia desnudez, y sigilosamente dejar que tu cuerpo florezca ante la pasión, subiré mis manos arriba de tus muslos para quitarte la ropa y acercarnos a nuestro ritual de intimidad, para cuando ya sienta más parte de tu piel desnuda, comenzaré besar tu tobillo, y subiré tan suave y lentamente a besos, aproximándome a tu templo con mis labios, mientras mi otra mano escala tus piernas con esa determinación agresiva e indefensa, casi rasguñando tu piel, con el deseo de sentir tu totalidad con mi cuerpo, generando así el calor que te mantendrá acalorada esta noche. Deja que cada yema de mis dedos rosen la particularidad de los poros de tu piel erizada, trenzando así la llegada a tu cintura, en donde mis manos la aprisionan para acercarte más a mi. Deja que esto ocurra y lo siguiente sería que mis boca, pequeño picaflor, se acerque al néctar de tus labios, rozando mi nariz con la tuya con la misma delicadeza que en ese instante usan también mis manos para subir por tu espalda, mientras el instinto de tus extremidades te llevan a mis cabellos y también a apretar mi cintura contra la tuya. Es así como nuestro cuerpos empiezan el suave roce, en el cual tus pechos chocan impalpablemente contra los míos, con el silencio rodeándonos, haciendo que cada detalle sea más apreciable para nuestros organismos. Desabrocharé cada prenda que se interponga en el camino de mis manos en tu dulce piel, la hermosa armonía que posee tu cuerpo se irá agitando a medida que hay menos cosas que se interpongan en el viaje del roce de mis dedos sobre el. cruzaremos de cuando en cuando una mirada cómplice, que solo significará "continúa" . Te libraré de tu polera, de tus sostenes, para al fin deslizar mis dedos por entre tus pechos, para que comiencen a danzar a su alrededor, aproximándose a tus aureolas, y que el fuego entre tus piernas se eleve poco a poco. Mis labios por otra parte, ayudaran susurrando besos en la cima de tus pechos, y mi lengua empiece a brotar y manifestando el deseo, aquel apetito feroz, y la búsqueda de saciarlo. Mientras mi boca juega y se enreda en tus pechos, una de mis manos sostendrá con determinación tu espalda, y la otra ira palpando tu ombligo, descendiendo por el sendero que marca mi instinto, separando dócilmente tus piernas, acariciándolas por cerca de tus labios, para aumentar la intensidad del momento erótico y pasional que estamos viviendo, para agitar tu corazón, tus emociones , tu respiración, tu cuerpo.. tus manos sin darte cuenta me acarician mas fuerte la espalda, con tus ojos cerrados, mi lengua enredada en tus suaves pechos, interpongo mi mano entre tu ropa interior y tu, sintiendo así tu húmedo placer acercándose a mis dedos, y en ese instante el placer domina tu cuerpo, haciendo movimientos involuntarios con tu cintura, a lo que mis dedos responden acariciando tu entrepiernas, para sumergirte en el goce, en el llamado de tu cuerpo hacia al el mío. Siento como despacio se libera la naturaleza de tu cuerpo, excitando el sonido de tu respiración cada vez más, hasta el punto de liberar dulces y pequeñas notas de placer que entusiasman mis ganas de complacerte, las ganas de innovar tu cuerpo. Es así como mi mano que sostenía tu espalda baja hasta la piel de tu trasero, sosteniéndolo con delicadez, para que mis labios bajen y busquen el placer en los tuyos.
CASSIOPEIA
Viaje #1
Te propongo un viaje de la mente, quizás sin regreso, en donde veras sin los ojos... donde nuestros mundos son colores que chocan como grandes nebulosas, generando cambios de lo más macro a lo más micro, donde sentirás las mil conexiones, te activaré como una neurona haciendo sinapsis, y vibrarás en un mundo lejos de lo inimaginable, en los bosques de mi mente, los campos vírgenes de mi visión y la aurora de mi razón. Chao
CASSIOPEIA
Negación
Quedamos en juntarnos en la Quinta Normal, como siempre. Yo pensé que sería una tarde de parque, de mirar el cielo, mirarnos a los ojos y sonreír embobados. Yo pensé que él me gustaba.
Cuando llegué al parque, el me vio, sonrío como siempre al igual que yo, y nos sentamos en el pasto, a mirar el cielo. Hasta aquél momento todo transcurría como yo pensaba; nos faltaba mirarnos a los ojos y sonreír embobados. Y pasó. Estaba entonces feliz, dichosa de creer que estaba enamorada y mirando al muchacho como si fuera el hombre más atractivo del mundo. Cosa que no lo era, obviamente. Ni estaba cerca.
De pronto me preguntó si quería acompañarlo a buscar un cuaderno (o algo así) a donde él dormía. No era su casa. Era un ex cibercafé de su abuelo que se convirtió en un cementerio de computadores y, al fondo, había una pieza muy pequeña en donde yacía una cama y estantes con cuadernos. Se quedaba allí en la semana, ya que le quedaba al lado del colegio (él iba en el INBA). Era entonces como una especie de casa, pero con solamente una pieza y un precario baño. Le dije que bueno, que no nos demoráramos mucho.
Llegamos al lugar; olía a viejo y era muy tétrico con estos computadores llenos de polvo en todos los rincones y sin iluminación. La pieza era minúscula; efectivamente solo tenía una cama ya que no cabía nada más allí. Nos sentamos en la cama y el empezó a buscar su cuaderno.
Yo miraba curiosa y pensando que no tenía que tener prejuicios, que era un lugar acogedor aunque no fuese muy bonito.
Encontró su cuaderno y me miró. Empezamos a darnos besos.
Luego de un rato la situación se tornó más adulta. Yo tenía trece años. Él quería, yo no.
Sin embargo, no pude pronunciar la palabra '' no '', no salía, no me acordaba de cómo decirla, simplemente comencé a llorar mientras el intentaba transformarme en una mujer.
Pensaba, mientras miraba aquél techo y esa luz colgante sin lámpara, que quizá era muy pequeña, que tenía miedo, que no sabía lo que estaba haciendo, y que me dolía muchísimo.
Luego nos fuimos, yo lo abrazaba, confundida, sin saber si lo quería más o lo odiaba por lo que había pasado.
Nos despedimos en la estación de metro y nunca más lo volví a ver, ya que aquella misma tarde, luego de procesar lo que había sucedido, le dije que no quería seguir con él, pues no le importó que yo llorase a su lado mientras el seguía en lo suyo. Había sido egoísta, y yo había sido muy ingenua.
Lo peor del asunto fue contarle a mi madre; lloró y yo lloré pidiéndole perdón, esperando que aquella vez no fuese considerada ni recordada por mí, ni por nadie, cómo mi primera vez.
Eiti Leda
Cuando llegué al parque, el me vio, sonrío como siempre al igual que yo, y nos sentamos en el pasto, a mirar el cielo. Hasta aquél momento todo transcurría como yo pensaba; nos faltaba mirarnos a los ojos y sonreír embobados. Y pasó. Estaba entonces feliz, dichosa de creer que estaba enamorada y mirando al muchacho como si fuera el hombre más atractivo del mundo. Cosa que no lo era, obviamente. Ni estaba cerca.
De pronto me preguntó si quería acompañarlo a buscar un cuaderno (o algo así) a donde él dormía. No era su casa. Era un ex cibercafé de su abuelo que se convirtió en un cementerio de computadores y, al fondo, había una pieza muy pequeña en donde yacía una cama y estantes con cuadernos. Se quedaba allí en la semana, ya que le quedaba al lado del colegio (él iba en el INBA). Era entonces como una especie de casa, pero con solamente una pieza y un precario baño. Le dije que bueno, que no nos demoráramos mucho.
Llegamos al lugar; olía a viejo y era muy tétrico con estos computadores llenos de polvo en todos los rincones y sin iluminación. La pieza era minúscula; efectivamente solo tenía una cama ya que no cabía nada más allí. Nos sentamos en la cama y el empezó a buscar su cuaderno.
Yo miraba curiosa y pensando que no tenía que tener prejuicios, que era un lugar acogedor aunque no fuese muy bonito.
Encontró su cuaderno y me miró. Empezamos a darnos besos.
Luego de un rato la situación se tornó más adulta. Yo tenía trece años. Él quería, yo no.
Sin embargo, no pude pronunciar la palabra '' no '', no salía, no me acordaba de cómo decirla, simplemente comencé a llorar mientras el intentaba transformarme en una mujer.
Pensaba, mientras miraba aquél techo y esa luz colgante sin lámpara, que quizá era muy pequeña, que tenía miedo, que no sabía lo que estaba haciendo, y que me dolía muchísimo.
Luego nos fuimos, yo lo abrazaba, confundida, sin saber si lo quería más o lo odiaba por lo que había pasado.
Nos despedimos en la estación de metro y nunca más lo volví a ver, ya que aquella misma tarde, luego de procesar lo que había sucedido, le dije que no quería seguir con él, pues no le importó que yo llorase a su lado mientras el seguía en lo suyo. Había sido egoísta, y yo había sido muy ingenua.
Lo peor del asunto fue contarle a mi madre; lloró y yo lloré pidiéndole perdón, esperando que aquella vez no fuese considerada ni recordada por mí, ni por nadie, cómo mi primera vez.
Eiti Leda
Hipocresía
Qué mujer más fea. Miren esa nariz gigante, parece unas pequeñas colinas que intentan juntarse a cualquier costo, pero no lo logran. Una escalera. Y negra más encima. Pareciera que todo lo que tuviese alrededor de su nariz y de su boca es un repulsivo piñén acumulado de días o quizá semanas sin afrontar una ducha. Un arduo trabajo. Examinemos sus ojos en más detalles; profundas cavidades opacas, sin expresión, con una gran masa en el sector del párpado - que no debería estar allí claramente por simple leyes de la estética- que sólo afecta su mirada, tornándola patética y somnolienta. Su físico deja mucho que desear, se nota que no ha hecho ejercicio en meses, puede que hasta en años. Tiene esos horribles pliegues en su barriga y en su espalda, generando un efecto acuoso en su polera de color celeste. Es como un monstruo marino. Sus piernas se tocan y sus rodillas también, con sus pies apuntando cada uno para un lado, como un camaleón. Se deduce que tiene un feo caminar. Contextualizo: Está parada allí, en la micro, en medio de la gente, mientras yo la observo con la más dedicación, porque soy un admirador de la estética, ya sea de lo feo o de lo bello. Prosigamos. Su cabello negro, grueso y grasoso le cae sin piedad en su cara, generándole probablemente una escasa visión opacada por esas aceitosas cortinas negras. Me repugna su vestimenta; sus pantalones no son de su talla ya que le quedan inflados en el lugar de la pelvis, como un pañal. ¿ Se dará cuenta cuando sale de su casa ? Sus sandalias baratas me causan gracia. Su esmalte de uña también; no combina con su ropa. El morado con el rojo no combinan. Quizá a ella nada el queda bien, con ese color de piel tan feo que tiene, con manchas más opacas en ciertas partes. Me produce rechazo al instante. Todo su ser es morfológicamente incorrecto.
Y allí viene interrumpiendo mi pensamiento y se acerca, me sonríe y me dice hola , qué como ando, qué tanto tiempo.
Y yo le sonrío y le digo qué si, que me encuentro bien, que mucho tiempo y que coincidencia, y le digo qué está muy linda.
Y ella me dice gracias y se baja de la micro, sonriente.
Y allí viene interrumpiendo mi pensamiento y se acerca, me sonríe y me dice hola , qué como ando, qué tanto tiempo.
Y yo le sonrío y le digo qué si, que me encuentro bien, que mucho tiempo y que coincidencia, y le digo qué está muy linda.
Y ella me dice gracias y se baja de la micro, sonriente.
Eiti Leda
13 de octubre de 2014
El peatón
Entrar en aquel silencio que era la ciudad a las ocho de una brumosa noche de
noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con
las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor
Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas
iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar.
Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o
era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez, lanzando
ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.
A veces caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y
pasaba ante casas de ventanas oscuras y parecía como si pasease por un
cementerio; sólo unos débiles resplandores de luz de luciérnaga brillaban a veces
tras las ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las
paredes interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la
noche. O se oían unos murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no
habían cerrado una ventana.
El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía
caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había
pensado ponerse unos botines para pasear de noche, pues entonces los perros, en
intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el ruido de los
tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se sobresaltaría
ante el paso de la solitaria figura, él mismo, en las primeras horas de una noche de
noviembre.
En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste,
hacia el mar oculto. Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le
lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un árbol de Navidad. Podía sentir la
luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible. El señor
Mead escuchaba satisfecho el débil susurro de sus zapatos blandos en las hojas
otoñales, y silbaba quedamente una fría canción entre dientes, recogiendo
ocasionalmente una hoja al pasar, examinando el esqueleto de su estructura en los
raros faroles, oliendo su herrumbrado olor.
— Hola, los de adentro -les murmuraba a todas las casas, de todas las aceras-.
¿Qué hay esta noche en el canal cuatro, el canal siete, el canal nueve? ¿Por dónde
corren los cowboys? ¿No viene ya la caballería de los Estados Unidos por aquella
loma?
La calle era silenciosa y larga y desierta, y sólo su sombra se movía, como la
sombra de un halcón en el campo. Si cerraba los ojos y se quedaba muy quieto,
inmóvil, podía imaginarse en el centro de una llanura, un desierto de Arizona,
invernal y sin vientos, sin ninguna casa en mil kilómetros a la redonda, sin otra
compañía que los cauces secos de los ríos, las calles.
— ¿Qué pasa ahora? -les preguntó a las casas, mirando su reloj de pulsera-. Las
ocho y media. ¿Hora de una docena de variados crímenes? ¿Un programa de
adivinanzas? ¿Una revista política? ¿Un comediante que se cae del escenario?
¿Era un murmullo de risas el que venía desde aquella casa a la luz de la luna? El
señor Mead titubeó, y siguió su camino. No se oía nada más. Trastabilló en un
saliente de la acera. El cemento desaparecía ya bajo las hierbas y las flores. Luego
de diez años de caminatas, de noche y de día, en miles de kilómetros, nunca había
encontrado a otra persona que se paseara como él.
Llegó a una parte cubierta de tréboles donde dos carreteras cruzaban la ciudad.
Durante el día se sucedían allí tronadoras oleadas de autos, con un gran susurro de
insectos. Los coches escarabajos corrían hacia lejanas metas tratando de pasarse
unos a otros, exhalando un incienso débil. Pero ahora estas carreteras eran como
arroyos en una seca estación, sólo piedras y luz de luna.
noviembre, pisar la acera de cemento y las grietas alquitranadas, y caminar, con
las manos en los bolsillos, a través de los silencios, nada le gustaba más al señor
Leonard Mead. Se detenía en una bocacalle, y miraba a lo largo de las avenidas
iluminadas por la Luna, en las cuatro direcciones, decidiendo qué camino tomar.
Pero realmente no importaba, pues estaba solo en aquel mundo del año 2052, o
era como si estuviese solo. Y una vez que se decidía, caminaba otra vez, lanzando
ante él formas de aire frío, como humo de cigarro.
A veces caminaba durante horas y kilómetros y volvía a su casa a medianoche. Y
pasaba ante casas de ventanas oscuras y parecía como si pasease por un
cementerio; sólo unos débiles resplandores de luz de luciérnaga brillaban a veces
tras las ventanas. Unos repentinos fantasmas grises parecían manifestarse en las
paredes interiores de un cuarto, donde aún no habían cerrado las cortinas a la
noche. O se oían unos murmullos y susurros en un edificio sepulcral donde aún no
habían cerrado una ventana.
El señor Leonard Mead se detenía, estiraba la cabeza, escuchaba, miraba, y seguía
caminando, sin que sus pisadas resonaran en la acera. Durante un tiempo había
pensado ponerse unos botines para pasear de noche, pues entonces los perros, en
intermitentes jaurías, acompañarían su paseo con ladridos al oír el ruido de los
tacos, y se encenderían luces y aparecerían caras, y toda una calle se sobresaltaría
ante el paso de la solitaria figura, él mismo, en las primeras horas de una noche de
noviembre.
En esta noche particular, el señor Mead inició su paseo caminando hacia el oeste,
hacia el mar oculto. Había una agradable escarcha cristalina en el aire, que le
lastimaba la nariz, y sus pulmones eran como un árbol de Navidad. Podía sentir la
luz fría que entraba y salía, y todas las ramas cubiertas de nieve invisible. El señor
Mead escuchaba satisfecho el débil susurro de sus zapatos blandos en las hojas
otoñales, y silbaba quedamente una fría canción entre dientes, recogiendo
ocasionalmente una hoja al pasar, examinando el esqueleto de su estructura en los
raros faroles, oliendo su herrumbrado olor.
— Hola, los de adentro -les murmuraba a todas las casas, de todas las aceras-.
¿Qué hay esta noche en el canal cuatro, el canal siete, el canal nueve? ¿Por dónde
corren los cowboys? ¿No viene ya la caballería de los Estados Unidos por aquella
loma?
La calle era silenciosa y larga y desierta, y sólo su sombra se movía, como la
sombra de un halcón en el campo. Si cerraba los ojos y se quedaba muy quieto,
inmóvil, podía imaginarse en el centro de una llanura, un desierto de Arizona,
invernal y sin vientos, sin ninguna casa en mil kilómetros a la redonda, sin otra
compañía que los cauces secos de los ríos, las calles.
— ¿Qué pasa ahora? -les preguntó a las casas, mirando su reloj de pulsera-. Las
ocho y media. ¿Hora de una docena de variados crímenes? ¿Un programa de
adivinanzas? ¿Una revista política? ¿Un comediante que se cae del escenario?
¿Era un murmullo de risas el que venía desde aquella casa a la luz de la luna? El
señor Mead titubeó, y siguió su camino. No se oía nada más. Trastabilló en un
saliente de la acera. El cemento desaparecía ya bajo las hierbas y las flores. Luego
de diez años de caminatas, de noche y de día, en miles de kilómetros, nunca había
encontrado a otra persona que se paseara como él.
Llegó a una parte cubierta de tréboles donde dos carreteras cruzaban la ciudad.
Durante el día se sucedían allí tronadoras oleadas de autos, con un gran susurro de
insectos. Los coches escarabajos corrían hacia lejanas metas tratando de pasarse
unos a otros, exhalando un incienso débil. Pero ahora estas carreteras eran como
arroyos en una seca estación, sólo piedras y luz de luna.
Leonard Mead dobló por una calle lateral hacia su casa. Estaba a una cuadra de su
destino cuando un coche solitario apareció de pronto en una esquina y lanzó sobre
él un brillante cono de luz blanca. Leonard Mead se quedó paralizado, casi como
una polilla nocturna, atontado por la luz.
Una voz metálica llamó:
— Quieto. ¡Quédese ahí! ¡No se mueva!
Mead se detuvo.
— ¡Arriba las manos!
— Pero... -dijo Mead.
— ¡Arriba las manos, o dispararemos!
La policía, por supuesto, pero qué cosa rara e increíble; en una ciudad de tres
millones de habitantes sólo había un coche de policía. ¿No era así? Un año antes,
en 2052, el año de la elección, las fuerzas policiales habían sido reducidas de tres
coches a uno. El crimen disminuía cada vez más; no había necesidad de policía,
salvo este coche solitario que iba y venía por las calles desiertas.
— ¿Su nombre? -dijo el coche de policía con un susurro metálico.
Mead, con la luz del reflector en sus ojos, no podía ver a los hombres.
— Leonard Mead -dijo.
— ¡Más alto!
— ¡Leonard Mead!
— ¿Ocupación o profesión?
— Imagino que ustedes me llamarían un escritor.
— Sin profesión -dijo el coche de policía como si se hablara a sí mismo.
La luz inmovilizaba al señor Mead, como una pieza de museo atravesada por una
aguja.
— Sí, puede ser así -dijo.
No escribía desde hacía años. Ya no vendían libros ni revistas. Todo ocurría ahora
en casa como tumbas, pensó, continuando sus fantasías. Las tumbas, mal
iluminadas por la luz de la televisión, donde la gente estaba como muerta, con una
luz multicolor que les rozaba la cara, pero que nunca los tocaba realmente.
— Sin profesión -dijo la voz de fonógrafo, siseando-. ¿Qué estaba haciendo afuera?
— Caminando -dijo Leonard Mead.
— ¡Caminando!
— Sólo caminando -dijo Mead simplemente, pero sintiendo un frío en la cara.
— ¿Caminando, sólo caminando, caminando?
— Sí, señor.
— ¿Caminando hacia dónde? ¿Para qué?
— Caminando para tomar aire. Caminando para ver.
— ¡Su dirección!
— Calle Saint James, once, sur.
— ¿Hay aire en su casa, tiene usted un acondicionador de aire, señor Mead?
— Sí.
— ¿Y tiene usted televisor?
— No.
— ¿No?
Se oyó un suave crujido que era en sí mismo una acusación.
— ¿Es usted casado, señor Mead?
— No.
— No es casado -dijo la voz de la policía detrás del rayo brillante.
La luna estaba alta y brillaba entre las estrellas, y las casas eran grises y
silenciosas.
— Nadie me quiere -dijo Leonard Mead con una sonrisa.
— ¡No hable si no le preguntan!
Leonard Mead esperó en la noche fría.
— ¿Sólo caminando, señor Mead?
— Sí.
— Pero no ha dicho para qué.
— Lo he dicho; para tomar aire, y ver, y caminar simplemente.
— ¿Ha hecho esto a menudo?
— Todas las noches durante años.
El coche de policía estaba en el centro de la calle, con su garganta de radio que
zumbaba débilmente.
— Bueno, señor Mead -dijo el coche.
— ¿Eso es todo? -preguntó Mead cortésmente.
— Sí -dijo la voz-. Acérquese. -Se oyó un suspiro, un chasquido. La portezuela
trasera del coche se abrió de par en par-. Entre.
— Un minuto. ¡No he hecho nada!
— Entre.
— ¡Protesto!
— Señor Mead.
Mead entró como un hombre que de pronto se sintiera borracho. Cuando pasó junto
a la ventanilla delantera del coche, miró adentro. Tal como esperaba, no había
nadie en el asiento delantero, nadie en el coche.
— Entre.
Mead se apoyó en la portezuela y miró el asiento trasero, que era un pequeño
calabozo, una cárcel en miniatura con barrotes. Olía a antiséptico; olía a demasiado
limpio y duro y metálico. No había allí nada blando.
— Si tuviera una esposa que le sirviera de coartada... -dijo la voz de hierro-. Pero...
— ¿Hacia dónde me llevan?
El coche titubeó, dejó oir un débil y chirriante zumbido, como si en alguna parte
algo estuviese informando, dejando caer tarjetas perforadas bajo ojos eléctricos.
— Al Centro Psiquiátrico de Investigación de Tendencias Regresivas.
Mead entró. La puerta se cerró con un golpe blando. El coche policía rodó por las
avenidas nocturnas, lanzando adelante sus débiles luces.
Pasaron ante una casa en una calle un momento después. Una casa más en una
ciudad de casas oscuras. Pero en todas las ventanas de esta casa había una
resplandeciente claridad amarilla, rectangular y cálida en la fría oscuridad.
— Mi casa -dijo Leonard Mead.
Nadie le respondió.
El coche corrió por los cauces secos de las calles, alejándose, dejando atrás las
calles desiertas con las aceras desiertas, sin escucharse ningún otro sonido, ni hubo
ningún otro movimiento en todo el resto de la helada noche de noviembre.
Ray Bradbury (del libro "Las doradas manzanas de sol")
Éramos dragones
Éramos dragones, esos reptiles milenarios que habitaban las cuevas del pasado. Nuestro nicho era absoluto y nuestros suspiros bañaban los recovecos más incógnitos de nuestra tierra. Vivíamos entre piedras y cielos, y la paz era absoluta.
Éramos libres, y nos abstraíamos entre los fuegos y la justicia. Rugíamos en las horas muertas del crepúsculo para nutrir el espacio mudo, para despertarnos vivos y conectarnos en armonía con nuestra madre iniciadora.
Éramos fuertes, imparables y valerosos, nuestra patria era el origen sereno de la diosa Maga. Ella era inspiración, engendrada del eminente y más puro amor. Era la Tierra, y en cada paso que dábamos, nos envolvía con su plenitud.
Pero la guerra, injusta, llegó a nuestras vidas.
Fuimos monstruos, aborrecidos en nuestra sincronía y danza, enemigos del bien común. Fuimos cazados, perseguidos, malditos, repudiados... La masacre fue eterna y sangrienta, irrumpieron nuestras moradas, y nuestra ley, a punta de lanzas afiladas y espantables gritos de aliento, se deshizo en la fugacidad del momento.
Querían la Tierra. Querían acaparar nuestra preciada Tierra.
Y cuando vinieron por mí, me sentí muy poderoso, iluminado. En mi plexo confluían las energías ancestrales, la rabia desatada por mi familia muerta y particularmente, la pasión por mi diosa creadora.
La pugna fue densa. No bajé en ningún momento los brazos y me llevé a muchos al olvido. Pero aún así, no podía escapar del irremediable presagio. Las flechas atravesaron mi cuerpo y con la cabeza en alto, caí lacio sobre las piedras. Se escucharon clamores en festejos, aullidos de alegría. Mi raza había sido exterminada...
(...)
Muchos años después, un día 15 de marzo, volví a nacer. Sólo que ahora, yo era uno de ellos...
Thor
Éramos libres, y nos abstraíamos entre los fuegos y la justicia. Rugíamos en las horas muertas del crepúsculo para nutrir el espacio mudo, para despertarnos vivos y conectarnos en armonía con nuestra madre iniciadora.
Éramos fuertes, imparables y valerosos, nuestra patria era el origen sereno de la diosa Maga. Ella era inspiración, engendrada del eminente y más puro amor. Era la Tierra, y en cada paso que dábamos, nos envolvía con su plenitud.
Pero la guerra, injusta, llegó a nuestras vidas.
Fuimos monstruos, aborrecidos en nuestra sincronía y danza, enemigos del bien común. Fuimos cazados, perseguidos, malditos, repudiados... La masacre fue eterna y sangrienta, irrumpieron nuestras moradas, y nuestra ley, a punta de lanzas afiladas y espantables gritos de aliento, se deshizo en la fugacidad del momento.
Querían la Tierra. Querían acaparar nuestra preciada Tierra.
Y cuando vinieron por mí, me sentí muy poderoso, iluminado. En mi plexo confluían las energías ancestrales, la rabia desatada por mi familia muerta y particularmente, la pasión por mi diosa creadora.
La pugna fue densa. No bajé en ningún momento los brazos y me llevé a muchos al olvido. Pero aún así, no podía escapar del irremediable presagio. Las flechas atravesaron mi cuerpo y con la cabeza en alto, caí lacio sobre las piedras. Se escucharon clamores en festejos, aullidos de alegría. Mi raza había sido exterminada...
(...)
Muchos años después, un día 15 de marzo, volví a nacer. Sólo que ahora, yo era uno de ellos...
Thor
12 de octubre de 2014
Miedo a morir
Las palabras resultaron un derroche...
Desperté de una espontánea siesta con el miedo a morir atravesando mi garganta. Lo sentía tan cercano: en mis manos sudorosas, en mi corazón bullicioso y en el titubeo ininterrumpido.
Qué insólito, no tenía nulo recuerdo sobre algún sueño que pudiese justificar semejante extra-ordinario estado.
(Dudoso)
Tenía un irrevocable miedo a morir, sólo a unos pasos de aquella insulsa línea abismal. Y qué débil me contemplé, tan aterrado, sumido en un pánico azaroso...
¿Dónde se había metido ese escéptico que acariciaba, burlesco, las garras de la muerte?
El mísero, el pasajero, el vehículo fortuito...
Fue una cosa de minutos y nada más, el cuarto frío, la indecisión terrenal y la Muerte palpando mi cetro.
-¡Despabílate tonto irresuelto!-
Desperté con miedo a morir e invalidé cualquier aprensión.
Y Ahora, ya no sé cómo pensarla...
Thor
Desperté de una espontánea siesta con el miedo a morir atravesando mi garganta. Lo sentía tan cercano: en mis manos sudorosas, en mi corazón bullicioso y en el titubeo ininterrumpido.
Qué insólito, no tenía nulo recuerdo sobre algún sueño que pudiese justificar semejante extra-ordinario estado.
(Dudoso)
Tenía un irrevocable miedo a morir, sólo a unos pasos de aquella insulsa línea abismal. Y qué débil me contemplé, tan aterrado, sumido en un pánico azaroso...
¿Dónde se había metido ese escéptico que acariciaba, burlesco, las garras de la muerte?
El mísero, el pasajero, el vehículo fortuito...
Fue una cosa de minutos y nada más, el cuarto frío, la indecisión terrenal y la Muerte palpando mi cetro.
-¡Despabílate tonto irresuelto!-
Desperté con miedo a morir e invalidé cualquier aprensión.
Y Ahora, ya no sé cómo pensarla...
Thor
10 de octubre de 2014
Intronexión
FUEGO
En silencio, miro detenidamente al fogón.
La llama es firme y constante, bella por sí misma. En armonía, arrasa y persiste en la caótica fuga.
Baila, salta y mueve sus ejes en ritmos minuciosos y descontrolados.
Amarillo gritón, rojo tibio, invisibilidad del medio.
Mi corazón no se agita, no acompaña la sincronía. El reluciente es diametralmente alejado a mi poder.
Pero larga es la paciencia de mis dudas: cruzo los ojos y me apunto al mensaje. Líneas vuelan hacia el espacio y se apoderan incendiando mi razón. Y como no han de hacerlo, es FUEGO.
La inquietud amiga (?) es la respuesta de mi inescapable realidad...
AGUA
Siento el contacto absoluto y me inunda una insolente paz. Paz ajena, pasajera, oriunda de las corrientes que brotan de las montañas, que emergen de los sueños y que cubren el esférico nuclear.
Pulcritud y vida; amiga de la historia.
Puro es el poder que fluye por mis venas, que me renueva y me regala un sorbo vitalicio.
(Irresoluto titubeo)
Sin embargo, la orilla está explícita, impecablemente delineada. Si, descuidado, la atravieso, no estaré en mis anchas y me ahogaré en el olvido y la enajenación.
Mi centro pertenece a otro lugar...
AIRE
Viaja sin frenos, sin reglas ni patrón.
¡Y qué libre y hermoso es su volar!
Surca los parajes más recónditos,
y como el rugido de un león,
se deja escuchar.
Es el AIRE quien respiro,
el que a la máquina hace funcionar,
en el que en viento se transforma
para mis tensiones liberar.
Es mi amigo,
mi simpatizante elemental.
Pero no me nutre,
es externo a mi animal.
Junto a él, estaría perdido
desorientado sin más.
No confluye su andar con el mío,
ni el sentido de su violenta paz.
TIERRA
Me abrazas y despacito, me susurras con pasión.
Linda y dulce madre TIERRA, qué tibio y delicado es reposar en tu seno. Inocentas mi abstracción y me extrañas del sí. Contigo vuelo, contigo vivo, subo, bajo, sangro, sano, me elevo y vuelvo a caer. Vinculación y magnificencia terrenal.
Linda y dulce madre TIERRA, soy tu loco enamorado, tu admirador afanado. Contemplarte, para mí, es inspiración, es renacer en la mirada y perderme entre tus infinitas curvas.
Es conexión esta vibrante calma que nos enreda sin escrúpulos ni prejuicios. Sin miedo, me hundo en ti...
Y vacío me resuelto con tu ausencia, mi cuerpo se rige, mi pulso se obstruye. Ásperos y amargos se vuelven los días sin ti. Opaco andar. tediosos lamentos. Necesidad, necesidad, necesidad...
Linda y dulce madre TIERRA, eres mi tierna y eterna amante, rosa de mi desierto elemental. Eres la única que aflora en esta PIEDRA necia.
PIEDRA
Que no crece ni germina que no muere ni hace vida. PIEDRA que no es fruto ni semilla, ni sangre ni herida, ni vacío que se olvida...
Soy la PIEDRA omitida por los cantos de los mundos.
Soy la PIEDRA muda.
Soy la PIEDRA inculta, incierta, oscura y torpe.
Soy la PIEDRA secreta...
(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)
T. E.R. Arr. Em.R. Anth. Tun. I.
En silencio, miro detenidamente al fogón.
La llama es firme y constante, bella por sí misma. En armonía, arrasa y persiste en la caótica fuga.
Baila, salta y mueve sus ejes en ritmos minuciosos y descontrolados.
Amarillo gritón, rojo tibio, invisibilidad del medio.
Mi corazón no se agita, no acompaña la sincronía. El reluciente es diametralmente alejado a mi poder.
Pero larga es la paciencia de mis dudas: cruzo los ojos y me apunto al mensaje. Líneas vuelan hacia el espacio y se apoderan incendiando mi razón. Y como no han de hacerlo, es FUEGO.
La inquietud amiga (?) es la respuesta de mi inescapable realidad...
AGUA
Siento el contacto absoluto y me inunda una insolente paz. Paz ajena, pasajera, oriunda de las corrientes que brotan de las montañas, que emergen de los sueños y que cubren el esférico nuclear.
Pulcritud y vida; amiga de la historia.
Puro es el poder que fluye por mis venas, que me renueva y me regala un sorbo vitalicio.
(Irresoluto titubeo)
Sin embargo, la orilla está explícita, impecablemente delineada. Si, descuidado, la atravieso, no estaré en mis anchas y me ahogaré en el olvido y la enajenación.
Mi centro pertenece a otro lugar...
AIRE
Viaja sin frenos, sin reglas ni patrón.
¡Y qué libre y hermoso es su volar!
Surca los parajes más recónditos,
y como el rugido de un león,
se deja escuchar.
Es el AIRE quien respiro,
el que a la máquina hace funcionar,
en el que en viento se transforma
para mis tensiones liberar.
Es mi amigo,
mi simpatizante elemental.
Pero no me nutre,
es externo a mi animal.
Junto a él, estaría perdido
desorientado sin más.
No confluye su andar con el mío,
ni el sentido de su violenta paz.
TIERRA
Me abrazas y despacito, me susurras con pasión.
Linda y dulce madre TIERRA, qué tibio y delicado es reposar en tu seno. Inocentas mi abstracción y me extrañas del sí. Contigo vuelo, contigo vivo, subo, bajo, sangro, sano, me elevo y vuelvo a caer. Vinculación y magnificencia terrenal.
Linda y dulce madre TIERRA, soy tu loco enamorado, tu admirador afanado. Contemplarte, para mí, es inspiración, es renacer en la mirada y perderme entre tus infinitas curvas.
Es conexión esta vibrante calma que nos enreda sin escrúpulos ni prejuicios. Sin miedo, me hundo en ti...
Y vacío me resuelto con tu ausencia, mi cuerpo se rige, mi pulso se obstruye. Ásperos y amargos se vuelven los días sin ti. Opaco andar. tediosos lamentos. Necesidad, necesidad, necesidad...
Linda y dulce madre TIERRA, eres mi tierna y eterna amante, rosa de mi desierto elemental. Eres la única que aflora en esta PIEDRA necia.
PIEDRA
Que no crece ni germina que no muere ni hace vida. PIEDRA que no es fruto ni semilla, ni sangre ni herida, ni vacío que se olvida...
Soy la PIEDRA omitida por los cantos de los mundos.
Soy la PIEDRA muda.
Soy la PIEDRA inculta, incierta, oscura y torpe.
Soy la PIEDRA secreta...
(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)(intronexión)
T. E.R. Arr. Em.R. Anth. Tun. I.
El abismo es sólo un paso al infinito
Si decidieras lanzarte de la azotea de un edificio
lo harías de frente para darle la espalda al cielo
Probablemente…
Probablemente…
Nos hemos quedado en el silencio eterno donde navegan cientos de estrellas
dos océanos que devoran la arena –tus iris no mienten
en mi vientre sólo espasmos que calman mientras florece y mancha de carmín
Sé que puedes escuchar mi sabía ¡cae gota a gota!
sangre somos cayendo de las pestañas de un gran precipicio
-Arriba de esto sólo el abismo
De tu boca, el fluir más efímero de lo infinito
De la mía, el fluir más efímero de lo infinito
¡Díganle a las aves de estepa que agua somos!
Un océano que devora la arena de un reloj
Nos hemos quedado en la mirada tierna de un niño que corta una flor
Y su néctar corre, corre…
Probablemente…
Probablemente…
Eres mío porque te conozco hace seis mil estaciones antes del procónsul
En un año que sobra, en un todo que es la nada
-por sobre nosotros sólo el abismo
Si decidieras lanzarte de la azotea de un edificio
Saltaría hacia atrás para mirar el cielo y verte volar
Quizás en un sin número de años tu golpe amortiguar
En todas las vidas que volvemos a empezar
-Debajo de esto sólo el infinito
lo harías de frente para darle la espalda al cielo
Probablemente…
Probablemente…
Nos hemos quedado en el silencio eterno donde navegan cientos de estrellas
dos océanos que devoran la arena –tus iris no mienten
en mi vientre sólo espasmos que calman mientras florece y mancha de carmín
Sé que puedes escuchar mi sabía ¡cae gota a gota!
sangre somos cayendo de las pestañas de un gran precipicio
-Arriba de esto sólo el abismo
De tu boca, el fluir más efímero de lo infinito
De la mía, el fluir más efímero de lo infinito
¡Díganle a las aves de estepa que agua somos!
Un océano que devora la arena de un reloj
Nos hemos quedado en la mirada tierna de un niño que corta una flor
Y su néctar corre, corre…
Probablemente…
Probablemente…
Eres mío porque te conozco hace seis mil estaciones antes del procónsul
En un año que sobra, en un todo que es la nada
-por sobre nosotros sólo el abismo
Si decidieras lanzarte de la azotea de un edificio
Saltaría hacia atrás para mirar el cielo y verte volar
Quizás en un sin número de años tu golpe amortiguar
En todas las vidas que volvemos a empezar
-Debajo de esto sólo el infinito
Cassis
9 de octubre de 2014
6 meses
9 de Octubre
Hoy volví a soñar. Soñé hasta pasado el mediodía, envuelto en mantos de
felicidad y tiempos pasados. Debo haber despertado unas cuatro veces en el
transcurso de nueve horas, pero irremediablemente volvía a caer en garras de
mis sueños. Su rostro, combinado con distintas imágenes de mi más tierna
infancia, sólo puede significar una cosa: felicidad. Soñé con la casona de mis
primos en Santiago, soñé con la calle donde di mis primeros paseos, y soñé con
el lago donde pasé los mejores veranos de mi vida. Sin embargo, estos parajes y
recuerdos no fueron protagonistas en mis divagaciones. Todos cumplían un rol
secundario, puesto que acompañaban su mirada.
Los ojos color caoba contrastan maravillosamente con su piel de
porcelana, donde sólo se atreven a nadar las pecas y lunares más audaces. Sus
cabellos color miel brillan de distintas maneras, en especial en las primeras
horas del día, o en los últimos estertores del atardecer. La manera en que las
comisuras de sus ojos se arrugan cuando sonríe me recuerda vagamente a los
pliegues de un tulipán, con aquella suavidad y hermosura propia de los pétalos
de una flor. Al recorrer los contornos de su cuerpo con mis manos, siento como
si estuviese acariciando un trozo del universo; el delicado roce de piel con
piel produce una música más hermosa que cualquier violín, y las vibraciones de
su cuerpo se condicen con los latidos de mi corazón. Las palabras sobran; ella
es más que cualquier otra cosa.
Despertar feliz no siempre es lo mejor. Despertar triste y darse cuenta
de que solo fue un sueño produce una gratificación y tranquilidad inmediata.
Por otra parte, despertar feliz…
Hoy se cumplen 6 meses desde que la deje de ver.
Rocesin
Om mani padme hum
Om mani padme
¿How many?...arde
no money...salte
no monedas y no disculpas
me vestí color mierda
-por si te asustas-
pedaleas en contra y resulta
que tarareas ya a Tupac.
Al sistema...fuck that
y encuentra la ruptura
sincera
se vera
la escritura
ya no grite "hip hip urra",
si en la cripta el hip-hop suda
la rima se es
tudia
pues hoy es tú
día
pa ser por fin
la cría
tura
hecha de aserrín;
litera
tura
¿no importa el árbol
si lo comparo al Mall ?
...que locura...
¿se soltó la soldadura
o la bala del soldado no tiene cura?
¿por eso te maquillas con tus pinturas?
coma menos carne y más verduras
pues ¿perdura
rá
más la cultura?
Hermosura :
es un pueblo
que no se quebró
y uso el cerebro
y no la cordura.
Ele-A!
¿How many?...arde
no money...salte
no monedas y no disculpas
me vestí color mierda
-por si te asustas-
pedaleas en contra y resulta
que tarareas ya a Tupac.
Al sistema...fuck that
y encuentra la ruptura
sincera
se vera
la escritura
ya no grite "hip hip urra",
si en la cripta el hip-hop suda
la rima se es
tudia
pues hoy es tú
día
pa ser por fin
la cría
tura
hecha de aserrín;
litera
tura
¿no importa el árbol
si lo comparo al Mall ?
...que locura...
¿se soltó la soldadura
o la bala del soldado no tiene cura?
¿por eso te maquillas con tus pinturas?
coma menos carne y más verduras
pues ¿perdura
rá
más la cultura?
Hermosura :
es un pueblo
que no se quebró
y uso el cerebro
y no la cordura.
Ele-A!
Rapealo o leelo en voz alta
Hay un efecto cotidiano que afecta a mi cabeza, no tiene un motivo de peso pero es cierto que existe. Es un sentimiento de tristeza que me encierra en mi pieza, y que luego desaparece por la distracción que me trae una caminata. No sé si el presente que llevo es el correcto, quiero estar en otro lado desatado de los deberes a los que me veo obligado. Quiero estar dedicado en la búsqueda de cumplir mis anhelos más preciados, recorrer el mundo sin apuro en búsqueda del estado más puro lejos de tanto gris muro y drama que a diario declama esta ciudad que arde en las llamas de mentes inevitablemente forzadas.
Quiero valorar la vida y lo que me ha entregado, las instancias donde gracias al viento me he purificado, tiempos donde con amigos contagiosas risas hemos soltado, momentos donde el apoyo de los más cercanos me ha levantado, quiero agradecer a estos escritos que me han dado a entender los estados en los que me he encontrado, me han dado el proyecto por el cual he luchado, por el cual hoy me he levantado, por el cual sigo alegre ante mi gente, aunque por dentro esté decepcionado.
Decepcionado de ésta raza animal que se cree dios, que se cree el llamado a dominar todo, este animal que también soy yo, que es lo peor que el cosmos creó.
Chato de tantas palabras burdas y modas absurdas. En silencio los veo y me convenzo cada vez más de que soy un exiliado de éste tiempo, de los intereses banales de la sociedad y toda esa enfermedad. Van todos cabizbajos pero no por estar mirando el suelo sino porque su mano se desliza por el virtual anzuelo. Pero bueno consuelo es lo que ver suelo en éste lírical vuelo.
UNTÚ
Quiero valorar la vida y lo que me ha entregado, las instancias donde gracias al viento me he purificado, tiempos donde con amigos contagiosas risas hemos soltado, momentos donde el apoyo de los más cercanos me ha levantado, quiero agradecer a estos escritos que me han dado a entender los estados en los que me he encontrado, me han dado el proyecto por el cual he luchado, por el cual hoy me he levantado, por el cual sigo alegre ante mi gente, aunque por dentro esté decepcionado.
Decepcionado de ésta raza animal que se cree dios, que se cree el llamado a dominar todo, este animal que también soy yo, que es lo peor que el cosmos creó.
Chato de tantas palabras burdas y modas absurdas. En silencio los veo y me convenzo cada vez más de que soy un exiliado de éste tiempo, de los intereses banales de la sociedad y toda esa enfermedad. Van todos cabizbajos pero no por estar mirando el suelo sino porque su mano se desliza por el virtual anzuelo. Pero bueno consuelo es lo que ver suelo en éste lírical vuelo.
UNTÚ
Por el río
Cubierta la popa del barco
Deslizan las figuras altas
Chicos jóvenes, ancianos
Rubios, morenos, piel lustrada
De vientos amurallados.
Por el río
Va la magia de la gloria
De los niños
Que cambiaran la humanidad herida.
Por el río
Se han ido los peses
Adormilados de luna
Ancestrera, roja, bermeja
De colores plata.
Por el río
Por ti hay océanos
Por ti capillas vanas.
Por el río, se fue mi hijo
Llorando ríos de lava
Y la sangre entre mis piernas
Corrió toda la semana
Llorando con los peses de ojos embriagados.
Por el río
Corriente abajo se fue la novia
Sumida en fuentes de escarcha
Desquiciada de ternura vana
Por el río
Tiré la sortija
Herida de tantas llagas
Oscura como los lobos
Sin brújulas, perdida y solitaria.
Por el río
Me veo rodeada de crepúsculo y bruma
Ya no tengo ojos para ti, solo peses con espinas
Rondan el rincón canastos, bodrios.
Por el río
Los muertos abiertos, de par en par las costillas
Por la bala o el corvo;
Mirando la luna que se baña en tus aguas.
Maria Nela Acuña Monge
Deslizan las figuras altas
Chicos jóvenes, ancianos
Rubios, morenos, piel lustrada
De vientos amurallados.
Por el río
Va la magia de la gloria
De los niños
Que cambiaran la humanidad herida.
Por el río
Se han ido los peses
Adormilados de luna
Ancestrera, roja, bermeja
De colores plata.
Por el río
Por ti hay océanos
Por ti capillas vanas.
Por el río, se fue mi hijo
Llorando ríos de lava
Y la sangre entre mis piernas
Corrió toda la semana
Llorando con los peses de ojos embriagados.
Por el río
Corriente abajo se fue la novia
Sumida en fuentes de escarcha
Desquiciada de ternura vana
Por el río
Tiré la sortija
Herida de tantas llagas
Oscura como los lobos
Sin brújulas, perdida y solitaria.
Por el río
Me veo rodeada de crepúsculo y bruma
Ya no tengo ojos para ti, solo peses con espinas
Rondan el rincón canastos, bodrios.
Por el río
Los muertos abiertos, de par en par las costillas
Por la bala o el corvo;
Mirando la luna que se baña en tus aguas.
Maria Nela Acuña Monge
Engendro
En la grieta lóbrega y oscura
Descansa mi cuerpo engendro volátil
Donde caen nubarrones negros
De pesadillas en mañanas blancas.
¿Donde se han ido los fantasmas?
Deslizándose por las crestas oscuras
Del filón del tiempo inerte.
¿Dónde está tu alma blanca?
Qué ligero se atravesó en la cornisa
Como fueron las horas amarillas
En otrora de fragmentos anaranjados.
¿Dónde la loca carrera de tu cuerpo fecundo?
Gravitas en espacios sublimes
Opacados por el trueno,
Quien defiende la corola sin pistilo
Del vientre muriendo en la cornisa.
Dime ¿quién?
Dame las horas náufragas de tu vientre muriendo.
Encima del árbol frondoso que fiestees,
Vagaré a la altura de tu cuerpo.
En la loca carrera de zapatos vencidos.
Descansa mi cuerpo engendro volátil
Donde caen nubarrones negros
De pesadillas en mañanas blancas.
¿Donde se han ido los fantasmas?
Deslizándose por las crestas oscuras
Del filón del tiempo inerte.
¿Dónde está tu alma blanca?
Qué ligero se atravesó en la cornisa
Como fueron las horas amarillas
En otrora de fragmentos anaranjados.
¿Dónde la loca carrera de tu cuerpo fecundo?
Gravitas en espacios sublimes
Opacados por el trueno,
Quien defiende la corola sin pistilo
Del vientre muriendo en la cornisa.
Dime ¿quién?
Dame las horas náufragas de tu vientre muriendo.
Encima del árbol frondoso que fiestees,
Vagaré a la altura de tu cuerpo.
En la loca carrera de zapatos vencidos.
Maria Nela Acuña Monge
El libro
Cuando en estanterías los libros
Han pasado las largas jornadas
Esperando tus manos
Que caigan ansiosas de leer
Estos bosquejos que se han plasmado
Con el canto silencioso de la lluvia.
Y se azota tu enagua enarbolada
Cuando venias con ansias de leerme
Y me encuentras, que te estoy esperando.
Nadie cobija la luz del ventanal
Y espero en silos de esmeraldas
Para que caigan mis hojas polvorientas
En tus manos, donde siento tú perfume de Francia.
Maria Nela Acuña Monge
Han pasado las largas jornadas
Esperando tus manos
Que caigan ansiosas de leer
Estos bosquejos que se han plasmado
Con el canto silencioso de la lluvia.
Y se azota tu enagua enarbolada
Cuando venias con ansias de leerme
Y me encuentras, que te estoy esperando.
Nadie cobija la luz del ventanal
Y espero en silos de esmeraldas
Para que caigan mis hojas polvorientas
En tus manos, donde siento tú perfume de Francia.
Maria Nela Acuña Monge
Tristeza
Escarcha azul de tristeza
En el manto de tierra
De tus ojos danzando tras los míos
Donde rondan por la calle tus miradas.
Es una llama de dulzura contenida
Respirar tu mismo aire
Y la llave de tu casa, ¡ no es la mía!.
María Nela Acuña Monge
En el manto de tierra
De tus ojos danzando tras los míos
Donde rondan por la calle tus miradas.
Es una llama de dulzura contenida
Respirar tu mismo aire
Y la llave de tu casa, ¡ no es la mía!.
María Nela Acuña Monge
7 de octubre de 2014
Mi cuerpo
Mi cuerpo es un candado, es el refugio que cobija a los exiliados que se arrastran desde tiempos remotos hacia una luz. Luz o Dios, Dios o Verdad, ya el nombre no importa...
Mi cuerpo es una cárcel, un espacio sin escapatoria. Y durante estas míseras líneas, habito el ininteligible presente, pero ciertas noches de luna llena, viajo al lejano pasado, viajo al destino, viajo al presente vecino. No obstante, las cadenas que amarran mis pies, siempre me arrojan de vuelta...
Mi cuerpo es necio, duro e inamovible. Sin embargo, el relleno son dudas, son inconformidades frente a la explicación. Claro que mi cuerpo no necesita preguntar, no se fatiga en estos trabajos, pero aún así, en las paredes grita puntos de interrogación...
De éstas, es difícil no salir herido, son disparos silenciosos a quemarropa.
Pero qué raro resulta amanecer sin ningún rasguño...
(Que quede claro que no me he ido a ninguna parte)
Thor
Mi cuerpo es una cárcel, un espacio sin escapatoria. Y durante estas míseras líneas, habito el ininteligible presente, pero ciertas noches de luna llena, viajo al lejano pasado, viajo al destino, viajo al presente vecino. No obstante, las cadenas que amarran mis pies, siempre me arrojan de vuelta...
Mi cuerpo es necio, duro e inamovible. Sin embargo, el relleno son dudas, son inconformidades frente a la explicación. Claro que mi cuerpo no necesita preguntar, no se fatiga en estos trabajos, pero aún así, en las paredes grita puntos de interrogación...
De éstas, es difícil no salir herido, son disparos silenciosos a quemarropa.
Pero qué raro resulta amanecer sin ningún rasguño...
(Que quede claro que no me he ido a ninguna parte)
Thor
Errante
Los pasos del anciano viajero se detienen en silencio,
la eternidad del alma descansa sobre su pescuezo,
la claridad del misterio hace de sus labios secos,
un sendero sin regreso,
el tiempo relativo como el viento aclara el cielo para salir de este potrero.
la luna romántica palpita sobre su pecho,
siendo esta quien calma las ansias de bañarlo en la ignorancia.
El arco iris se levanta y la lluvia ya descansa entre los brazos del sol.
Viejo caminante, perdido personaje,
hábil trashumante,
es hora de volver a caminar,
es hora de volver a volar sin buscar atrás,
es hora de cantar tu libertad.
Arlecchino
la eternidad del alma descansa sobre su pescuezo,
la claridad del misterio hace de sus labios secos,
un sendero sin regreso,
el tiempo relativo como el viento aclara el cielo para salir de este potrero.
la luna romántica palpita sobre su pecho,
siendo esta quien calma las ansias de bañarlo en la ignorancia.
"Oh tenue luz en la oscuridad encaminas mis sueños tan vilmente a las arpas de la cotidianidad,
solo espero no volverme a cruzar por esta cruel ciudad".
El viajero conoce esos besos,
son la esencia viva de vuestros desvelos.
solo espero no volverme a cruzar por esta cruel ciudad".
El viajero conoce esos besos,
son la esencia viva de vuestros desvelos.
El arco iris se levanta y la lluvia ya descansa entre los brazos del sol.
Viejo caminante, perdido personaje,
hábil trashumante,
es hora de volver a caminar,
es hora de volver a volar sin buscar atrás,
es hora de cantar tu libertad.
Arlecchino
6 de octubre de 2014
Bohemia
Muerde mi boca,
y déjame creer
que esto es amor.
No olvides llevarte el olvido
cuando avances por la puerta.
Llévate el aroma de cirio
derramado en besos prestados
de quimeras, errantes de bocas
aliento de noches ultrajadas,
cobijas esparcidas,
botellas, arrancadas, deshechas.
_Vacías, copa bohemia_
En la mesita de noche; los billetes,
que arranco, la madrugada.
María Nela Acuña Monge
y déjame creer
que esto es amor.
No olvides llevarte el olvido
cuando avances por la puerta.
Llévate el aroma de cirio
derramado en besos prestados
de quimeras, errantes de bocas
aliento de noches ultrajadas,
cobijas esparcidas,
botellas, arrancadas, deshechas.
_Vacías, copa bohemia_
En la mesita de noche; los billetes,
que arranco, la madrugada.
María Nela Acuña Monge
Abandono
Estoy sentada en las puertas del mol
los zapatos, me pisan la sombra
nadie me ve, extiendo mi mano
no tengo nada, ni siquiera líneas
en mi palma sudorosa abierta;
¡estaré pintada en un óleo!
no cae, ninguna migaja.
¡Ay… si estuvieran mis hijos
como se llenaría mi mano!
Veo pasar la vida, las bolsas, las tiendas,
me muestran, su lengua iracunda
que va impregnada de colores.
¡Como ansío un helado!
Uno…
¡tanto tiempo!.
Nadie repara, en mis piernas mutiladas
como pedir un pan,
si nadie me ve.
¡Quedo esperando, con la boca abierta!.
María Nela Acuña Monge
los zapatos, me pisan la sombra
nadie me ve, extiendo mi mano
no tengo nada, ni siquiera líneas
en mi palma sudorosa abierta;
¡estaré pintada en un óleo!
no cae, ninguna migaja.
¡Ay… si estuvieran mis hijos
como se llenaría mi mano!
Veo pasar la vida, las bolsas, las tiendas,
me muestran, su lengua iracunda
que va impregnada de colores.
¡Como ansío un helado!
Uno…
¡tanto tiempo!.
Nadie repara, en mis piernas mutiladas
como pedir un pan,
si nadie me ve.
¡Quedo esperando, con la boca abierta!.
María Nela Acuña Monge
Me urge
Me urge decirte que no navego
En tu misma corriente.
Malherida de pétalos muertos
De voces enviadas al vacío.
Me urge decirte dos cosas:
No sigas rondando mis campos floridos
No vengas trayendo azahares
Mis labios están rotos de pétalos yertos
De tanta esperanza guardada en barcos veleros
De cirios cansados de esperma fluida
En noches rabiosas de tanta agonía
Me urge contarte risueño altanero
Las copas de vino, el mantel dispuesto
las rosas maduras, el plato cubierto
Se marcharon raudos al ver
Mi amargura servida en los tiestos.
Me urge mirarme de frente
Mirarme en el espejo roto, de sueños
De ojeras marchitas, resabios de sublimes besos
Caminando con ojos cansados desvelos.
Sigilo de pasos escucho, avanzan desiertos.
Ya veo, te sientas conmigo, la copa de vino,
Las rosas , las velas.
Sosténgame amigo, de tanto esperar
Estoy borracha, del sueño que abrigo.
Maria Nela Acuña Monge
En tu misma corriente.
Malherida de pétalos muertos
De voces enviadas al vacío.
Me urge decirte dos cosas:
No sigas rondando mis campos floridos
No vengas trayendo azahares
Mis labios están rotos de pétalos yertos
De tanta esperanza guardada en barcos veleros
De cirios cansados de esperma fluida
En noches rabiosas de tanta agonía
Me urge contarte risueño altanero
Las copas de vino, el mantel dispuesto
las rosas maduras, el plato cubierto
Se marcharon raudos al ver
Mi amargura servida en los tiestos.
Me urge mirarme de frente
Mirarme en el espejo roto, de sueños
De ojeras marchitas, resabios de sublimes besos
Caminando con ojos cansados desvelos.
Sigilo de pasos escucho, avanzan desiertos.
Ya veo, te sientas conmigo, la copa de vino,
Las rosas , las velas.
Sosténgame amigo, de tanto esperar
Estoy borracha, del sueño que abrigo.
Maria Nela Acuña Monge
5 de octubre de 2014
Cifrado en Octubre
Y no te atormentes pensando que la cosa pudo haber sido de otro modo,
que un hombre como Miguel, y ya sabes a cuál Miguel me refiero,
a qué Miguel único, la mañana del sábado
cinco de octubre, a qué Miguel tan terrestre
a los treinta de ser y combatir, a qué valiente
tan increíble con la juventud de los héroes.
Son los peores días, tú ves, los más amargos, aquéllos
sobre los cuales no querremos volver,
avísales
a todos que Miguel estuvo más alto que nunca,
que nos dijo adelante cuando la ráfaga escribió su nombre en las estrellas,
que cayó de pie como vivió, rápidamente,
que apostó su corazón al peligro
clandestino, que así como nunca
tuvo miedo supo morir en octubre
de la única muerte luminosa.
Y no te atormentes pensando, diles eso,
que anoche
lo echaron al corral de la morgue, que no sabemos
gran cosa, que ya no lo veremos
hasta después.
Gonzalo Rojas
que un hombre como Miguel, y ya sabes a cuál Miguel me refiero,
a qué Miguel único, la mañana del sábado
cinco de octubre, a qué Miguel tan terrestre
a los treinta de ser y combatir, a qué valiente
tan increíble con la juventud de los héroes.
Son los peores días, tú ves, los más amargos, aquéllos
sobre los cuales no querremos volver,
avísales
a todos que Miguel estuvo más alto que nunca,
que nos dijo adelante cuando la ráfaga escribió su nombre en las estrellas,
que cayó de pie como vivió, rápidamente,
que apostó su corazón al peligro
clandestino, que así como nunca
tuvo miedo supo morir en octubre
de la única muerte luminosa.
Y no te atormentes pensando, diles eso,
que anoche
lo echaron al corral de la morgue, que no sabemos
gran cosa, que ya no lo veremos
hasta después.
Gonzalo Rojas
Micro I
Transcripción:
¡Imprudencia! Hasta dónde carajo! Llegamiego! Se expande por el cielo
Como si nada(ra) en el río como los coipos
Como los sapos que eruptan gases tóxicos
Más tóxicos que la indiferencia
Más fuertes que la ignorancia
Más rápidos que el engaño
-a una vieja la han atropellado
¡Detente! Máquina del tiempo de motor acelera no retrocede
Sólo dan vueltas tus ruedas como el sol al mundo
El Medievo no estaba erróneo
Si en la oscuridad de la luz vivimos los autómatas
-la soledad es condición de tener una sola cabeza-
Cassis
4 de octubre de 2014
Composiciones
I
Cuidado, todos mentimos
Pero yo digo verdad.
La matemátia aburre
Pero nos da de comer.
En cambio la poesía
Se escribe para vivir.
A nadie le gusta hacerse
Cargo de los vidrios rotos.
Se escribe contra uno mismo
Por culpa de los demás.
¡Qué inmundo es escribir versos!
El día menos pensado
Me voy a pegar un tiro.
II
Todo me parece mal
El sol me parece mal
El mar me parece pésimo.
Los hombres están de más,
Las nubes están de más,
Basta con el arco iris.
Mis dientes están cariados
Ideas preconcebidas
Espíritu inexistente.
El sol de los afligidos
Un árbol lleno de micos
Desorden de los sentidos.
Imágenes inconexas.
Sólo podemos vivir
De pensamientos prestados.
El arte me degenera
La ciencia me degenera
El sexo me degenera.
Convénzase que no hay dios.
Cuidado, todos mentimos
Pero yo digo verdad.
La matemátia aburre
Pero nos da de comer.
En cambio la poesía
Se escribe para vivir.
A nadie le gusta hacerse
Cargo de los vidrios rotos.
Se escribe contra uno mismo
Por culpa de los demás.
¡Qué inmundo es escribir versos!
El día menos pensado
Me voy a pegar un tiro.
II
Todo me parece mal
El sol me parece mal
El mar me parece pésimo.
Los hombres están de más,
Las nubes están de más,
Basta con el arco iris.
Mis dientes están cariados
Ideas preconcebidas
Espíritu inexistente.
El sol de los afligidos
Un árbol lleno de micos
Desorden de los sentidos.
Imágenes inconexas.
Sólo podemos vivir
De pensamientos prestados.
El arte me degenera
La ciencia me degenera
El sexo me degenera.
Convénzase que no hay dios.
Nicanor Parra (del libro Versos de Salón)
Tres poesías
1
Ya no me queda nada por decir
Todo lo que tenía que decir
Ha sido dicho no sé cuántas veces.
2
He preguntado no sé cuántas veces
Pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
Porque ya va quedando poco tiempo.
3
Sólo una cosa es clara:
Que la carne se llena de gusanos.
Ya no me queda nada por decir
Todo lo que tenía que decir
Ha sido dicho no sé cuántas veces.
2
He preguntado no sé cuántas veces
Pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
Porque ya va quedando poco tiempo.
3
Sólo una cosa es clara:
Que la carne se llena de gusanos.
Nicanor Parra (del libro Versos de Salón)
Oda a la hoja de coca
Oda a la hoja de coca
hoja, oja, oha. oh!
amarga hoja incansable te acumulas en las deformadas mejillas.
Cada mitad de hoja en una corrida de dientes
impecable técnica, mejorada desde la infancia,
ostentan los graciosos mineros.
Hoja de coca,
eres para bolivianos
lo que el mate para argentinos
hoja de coca, remedio natural que al capitalismo has sabido oponer resistencia.
hoja, oja, oha. oh!
amarga hoja incansable te acumulas en las deformadas mejillas.
Cada mitad de hoja en una corrida de dientes
impecable técnica, mejorada desde la infancia,
ostentan los graciosos mineros.
Hoja de coca,
eres para bolivianos
lo que el mate para argentinos
hoja de coca, remedio natural que al capitalismo has sabido oponer resistencia.
Oda a la hoja de coca
que comencé a escribir por diversión
pero es de lo mas representativo.
Hoja de coca,
regalo más preciado
por la boca se asoma lentamente el verde putrefacto,
añejo de tantos años
hoja de coca
si te tengo,
que comencé a escribir por diversión
pero es de lo mas representativo.
Hoja de coca,
regalo más preciado
por la boca se asoma lentamente el verde putrefacto,
añejo de tantos años
hoja de coca
si te tengo,
no necesito comida,
no necesito sueño...
si te tengo puedo ser oprimido eternamente
oh, querida hoja de coca
bendito el día en que
los nativos te conocieron
maldito el día en que los otros lo hicieron
hoja de coca
tan seca y perfecta
hervida sabe mejor
hoja de coca, mordiéndote en Arica,
te despreciaba ya hacia el final en el tercer jueves,
puedo decir que
te quiero
bueno, lo suficiente para escribir
la ODA A LA HOJA DE COCA
Anónimo
no necesito sueño...
si te tengo puedo ser oprimido eternamente
oh, querida hoja de coca
bendito el día en que
los nativos te conocieron
maldito el día en que los otros lo hicieron
hoja de coca
tan seca y perfecta
hervida sabe mejor
hoja de coca, mordiéndote en Arica,
te despreciaba ya hacia el final en el tercer jueves,
puedo decir que
te quiero
bueno, lo suficiente para escribir
la ODA A LA HOJA DE COCA
Anónimo
3 de octubre de 2014
Escritura Automática - El Cádaver de mi mente
Oleadas de corazones impuros colapsan el puente superior. Dicen que fue la maestra concepción la que procuró todo esto. El genocida observó la materialización, y el locutor simplemente escuchó, salieron palabras imprecisas, impuras de su boca, frágiles como una hoja seca. Cómplices de las estrellas gatean esperando el momento. Los tambores empiezan a retumbar, la guerra está en todas partes, sobretodo en ninguna. No. No donde importa.
Mecanógrafos escriben lo que las lenguas que gotean sangre gritan. ¡Ayuda! grita la dulce princesa. NO, responde el cuervo. NO, YA NO MÁS. Grazna y emprende vuelo. Su alma caritativa quedó fría, aún si la fragua de su corazón arde como nunca.
Las circunstancias de la vida transitan los valles de la mente, se aligera el pellejo, el agua refresca la garganta. El perro ladra, algo se acerca... ¡Cuidado!, grita el guardián de la vida. Se refugia la santa bestia, escondida en sus harapos, invisible a la vista del misericordioso.
¡Caín!, insulta la madre, el pobre caballo cae agotado por tamaño esfuerzo; no es fácil transportar a alguien con tremenda carga, sus ansias de libertad pesan más que cualquier maldición, enfermedad o mentira. Su cáscara se resquebraja ante el peligro y emerge una hermosa mariposa dispuesta a aferrarse al risco. El miedo sucumbe ante el pastor, las ovejas corren. El niño llora, y la mariposa vuela, majestuosa, disfrutando cada momento aunque su vida sea corta... Aunque para ella es una vida entera... No hay que menospreciar la longitud de vida de la mariposa; es ella la que al vernos está triste, al pensar "que tristes ellos, tantos años... en este lugar".
¡Cambia de canal!, grita la gorda. El gordo la escucha y mira el control... está fuera de su alcance. Decide que el gordito tiene que traérselo, el más gordo no puede esforzarse, está escrito. El cerdo grita desesperado "¡Un animal se escapa!", esperando que por el acto sea recompensado con mucho lodo y la mierda de la que está acostumbrado... ¿Así es la vida de los santos?
Tabla Rasa
Mecanógrafos escriben lo que las lenguas que gotean sangre gritan. ¡Ayuda! grita la dulce princesa. NO, responde el cuervo. NO, YA NO MÁS. Grazna y emprende vuelo. Su alma caritativa quedó fría, aún si la fragua de su corazón arde como nunca.
Las circunstancias de la vida transitan los valles de la mente, se aligera el pellejo, el agua refresca la garganta. El perro ladra, algo se acerca... ¡Cuidado!, grita el guardián de la vida. Se refugia la santa bestia, escondida en sus harapos, invisible a la vista del misericordioso.
¡Caín!, insulta la madre, el pobre caballo cae agotado por tamaño esfuerzo; no es fácil transportar a alguien con tremenda carga, sus ansias de libertad pesan más que cualquier maldición, enfermedad o mentira. Su cáscara se resquebraja ante el peligro y emerge una hermosa mariposa dispuesta a aferrarse al risco. El miedo sucumbe ante el pastor, las ovejas corren. El niño llora, y la mariposa vuela, majestuosa, disfrutando cada momento aunque su vida sea corta... Aunque para ella es una vida entera... No hay que menospreciar la longitud de vida de la mariposa; es ella la que al vernos está triste, al pensar "que tristes ellos, tantos años... en este lugar".
¡Cambia de canal!, grita la gorda. El gordo la escucha y mira el control... está fuera de su alcance. Decide que el gordito tiene que traérselo, el más gordo no puede esforzarse, está escrito. El cerdo grita desesperado "¡Un animal se escapa!", esperando que por el acto sea recompensado con mucho lodo y la mierda de la que está acostumbrado... ¿Así es la vida de los santos?
Tabla Rasa
2 de octubre de 2014
...
En la mente vagabunda del que camina solo, del que camina sin rumbo, creando paso a paso la senda de su existencia no hay nada más que una perfecta ilusión de libertad.
¿Cuantas veces te has perdido en las sinuosas rutas del pensar, y cuantas veces más sentirás el agobio de no llegar a ningún destino?
¿Qué es lo que buscas con tanto recelo ?
¿Qué anhelas corriendo por calles sin salida, chocando con los muros de tu propia consciencia ?
Cuando llegue la primavera tal vez descubras que ya no vale la pena seguir vagando, que en el egoísmo de tu andar solitario, olvidaste parar un segundo y darle al otro asilo en tu caravana. Ese tú eres yo, y ese otro eres tú, y si caminamos juntos, probablemente no lleguemos a ningún lado, pero habremos saboreado la belleza de compartir el viaje con alguien más.
Quizás juntos seremos libres…
Diana O.
¿Cuantas veces te has perdido en las sinuosas rutas del pensar, y cuantas veces más sentirás el agobio de no llegar a ningún destino?
¿Qué es lo que buscas con tanto recelo ?
¿Qué anhelas corriendo por calles sin salida, chocando con los muros de tu propia consciencia ?
Cuando llegue la primavera tal vez descubras que ya no vale la pena seguir vagando, que en el egoísmo de tu andar solitario, olvidaste parar un segundo y darle al otro asilo en tu caravana. Ese tú eres yo, y ese otro eres tú, y si caminamos juntos, probablemente no lleguemos a ningún lado, pero habremos saboreado la belleza de compartir el viaje con alguien más.
Quizás juntos seremos libres…
Diana O.
1 de octubre de 2014
Anuncios clasificados
Se busca, poeta, y qué casualidad,
mirad hacia las penumbras y verás arrastrar,
los enigmas olvidados, los bandidos del mal.
Graciosas sus ganas, su desajuste social,
la dimensión perdida, la desierta vecindad.
Sus versos serán intento, de ilustrar los vacíos,
pero qué son las letras más que dardos fallidos,
pausas mediatizadas, títeres reprimidos.
Qué escuchen los idos, los fantasmales anonimatos:
Se busca, poeta, pero que quede claro,
sólo para reír un rato.
Anthóstines
mirad hacia las penumbras y verás arrastrar,
los enigmas olvidados, los bandidos del mal.
Graciosas sus ganas, su desajuste social,
la dimensión perdida, la desierta vecindad.
Sus versos serán intento, de ilustrar los vacíos,
pero qué son las letras más que dardos fallidos,
pausas mediatizadas, títeres reprimidos.
Qué escuchen los idos, los fantasmales anonimatos:
Se busca, poeta, pero que quede claro,
sólo para reír un rato.
Anthóstines
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