Cocinada,
Dada vuelta,
Apuñalada,
Sombra hospitalaria a migajas
Y a aureolas pasajeras.
Sin pensar queda plasmada
en un cuadernillo de caligrafías,
Donde las lagañas pierden sueños,
y las orejas sus propios sujetos.
El mal aliento ya no es sólo mañanero,
¡qué macabra tal conjugación de palabras!
Ni el viento, ni la pasta de dientes
Podrían disiparlo de tus ojos.
Despierta, te esperan las matemáticas
Las del almuerzo, cena y once.
Que no se te olvide aliñarlas,
Cada día se pierde la sal.
Y volvemos a las lagañas/sueños
En el sinfín de frazadas podridas
y fuegos oxidados.
Girasoles
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