Soledad que brillas con tu incandescente
Torso desnudo, majestuosa estatuilla
Hecha de espinas, que hieren y punzan.
No te clamo ni venero, más me parece justo
Sacar a relucir tu singular figura.
En la espesura de tus telarañas y flores mustias
Tejes tu nido, nicho de pirañas y epifanías.
Susurrando con el eco del silencio llegas sumisa e irónica
Engominada arpía.
Anocheciendo se condensa tú
Presencia en tibios susurros de poesía.
En la acera las hojas bailan y en mis pensamientos sombras
De marchita alegría.
Pesado el cuerpo, aletargado y dolorido
Pido limosna a la ventura de antaños días.
Tonos marrón y rosa, paseos, risas y
Astrología, donde tu presencia era menguada
Con el amor como tiranía.
Equeco
Torso desnudo, majestuosa estatuilla
Hecha de espinas, que hieren y punzan.
No te clamo ni venero, más me parece justo
Sacar a relucir tu singular figura.
En la espesura de tus telarañas y flores mustias
Tejes tu nido, nicho de pirañas y epifanías.
Susurrando con el eco del silencio llegas sumisa e irónica
Engominada arpía.
Anocheciendo se condensa tú
Presencia en tibios susurros de poesía.
En la acera las hojas bailan y en mis pensamientos sombras
De marchita alegría.
Pesado el cuerpo, aletargado y dolorido
Pido limosna a la ventura de antaños días.
Tonos marrón y rosa, paseos, risas y
Astrología, donde tu presencia era menguada
Con el amor como tiranía.
Equeco
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