negro azulino pero no profundo
Se alarga mi cara hacia los pómulos
sobresalen de mi árbol quebradizo
Los labios, que belleza los labios
nunca antes los había visto tan rojos
tan gruesos, tan cerezas, rebosantes de un rojo amoratado
Mis pechos siguen ahí guías de universo
dos lunas fuertes que confirman mi femenino
se sitúan bajo mi pera
Me recorro una y otra vez
postrada aquí
siento mi realidad
nunca pensé ser tan impermanente
Pamplenpina
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