20 de mayo de 2015

Complejidades

Hay complejidades de diversos tamaños, las macro complejidades se debaten en macro salones por gente macro idiota. Las pequeñas complejidades que aquejan a este simple ente miope son de índole extraña. Y es que lo dificultoso de mi día se centra en no poder leer poesía en silencio con la voz de otra persona cuando mi voz interna ya me deprime y se desmorona a pedazos dentro de mis vísceras. Lo dificultoso de mi día es llevar el conteo de los pasos dados en el día debido a que siempre creo que la pierna derecha es la que más camina y que la izquierda en algunas ocasiones lleva un número abismalmente menor que su compañera. Lo dificultoso del día es lidiar el día entero con dolores óseos que se enfocan en morderme la espalda, las caderas, los pies. Sufro de ellos como lo haría un anciano demacrado y deforme, postrado en su cama tumba, con la diferencia que yo aún puedo correr o simplemente ignorarlos. Lo dificultoso de mi día es recordar mis pesadillas y mis sueños, traer a mi conciencia el detalle más ínfimo de lo sucedido en la estadía onírica. Cuando despierto ya no queda más que una vaga reminiscencia de un rostro o un paisaje, más lo que prevalece es la sensación, el pánico con el que me despierto a media noche encarcelado en la oscuridad o la serenidad del despertar soleado color madera. Lo dificultoso de mi día es la invención, la añoro y planifico más me resulta tormentoso y complejo llegar a conseguirla. Blasfemias, gárgaras, arañazos, roces. Amplios bosquejos que no conducen finalmente a una cercanía de obra. Mientras más me propongo una creación, más siento que se desvanece en turbia neblina cargada de buitres hambrientos, agazapados olfateando la idea, ágiles para devorarla y no dejar ni la osamenta. He aquí una de las complejidades principales. El traspaso verídico de experiencia sensitiva/razonable hacia el plano lingüístico. Los símbolos que nos permiten la comunicación pueden tornarse en nuestros más ingratos demonios, transformando en herejía toda parrafada veraz. Se debe ser absolutamente cuidadoso en la utilización de las palabras, aves hambrientas cazadas al vuelo, para que una vez tumbadas en el papel, no puedan alzar el vuelo nuevamente, pero conserven su cuerpo y calor en la composición.


                               Equeco





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