enrojecida
ya no sabe
cómo gritar rebeldía
si cuando lo hace
unos palos le caen
palos punzantes
ríos de sangre.
Los ojos ya no lloran
no hay necesidad
de derramar agua bendita
por caprichos lejanos
sequía del aguacero.
El corazón es aparte
llaga desnuda
en silencio sigue
no existen disfraces
ni antifaz
para este guerrero
mortal (in).
LeFou
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