Las flores estaban ahí
frente a nuestras narices,
invisibles,
esperando nacer.
Yo venía del aguacero
y tu eras fuego del sol.
Las cartas fueron lanzadas
y la suerte estaba lista.
Pero los hilos del destino
fallaron. (o quizás no)
Y las flores
inexistentes
frente a nuestras narices
marchitaron. (tristes)
Elias Roth
No hay comentarios:
Publicar un comentario