Luces pero qué hay de mí
y de mi sombra, de mis obsesiones
o de los pliegues de tu párpado.
No vale la pena en estos días
visitar el neón del bohemio
corazón santiaguino,
ni romper con el cuerpo o la palabra
la boca de lobo que como un abismo
se interpone en cada relación
desconocida.
Y si de esta manera todo resulta,
por la oscuridad vale pagar cada peso,
por cada una de sus letras,
que me rodean pero no me tapan,
ni refugian el sueño fruto
de largas jornadas.
Luces allá pero
luces aquí,
sentada cerca mío,
habiendo entre nosotros un vacío
insalvable como la boca de lobo
que nos devora sin habernos dado
el tiempo siquiera de observarnos.
Chicha Ruidosa
10 de junio de 2014
Suluz.Zulus
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