Algún otro
día,
Pero hoy no
es ésta mi casa.
Por el temor
instalado en las ventanas,
Por las
persianas y sus constantes movimientos.
Un ruido.
Hay algo afuera, algo.
Todas las
noches se oyen pasos
Yendo y
viniendo: son los míos.
Mi cuerpo
vaga casi sonámbulo
Y se asoma,
trémulo, esquivando las paredes
Y el sonido.
Algo ha muerto,
Algo yace en
la oscuridad y en el silencio.
Es a ellos
que está el mundo abrazado.
Todo es
incierto, tantas siluetas
Confundidas
o difuminadas en el espacio.
Solo llego a
distinguir una luz anaranjada
Allá arriba,
muy alejada de las carnes,
Justamente
infructuosa.
Una luz que
cultiva una mayor desesperanza;
Solo restan
cuerpos despiertos
O media
mirada en vigilia.
Con la
creencia
De alguna
pesadilla inminente,
Me voy.
Un vacío
calmo de horas como segundos.
Nada ocurre
y con razón fue una creencia.
Otro día es
otra noche
Y una
tormenta.
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