14 de mayo de 2014

Los gigantes

Para ellos éramos insignificantes, pequeñxs niñxs salvajes revoloteando y saltando a sus pies; de hecho, nos querían por lo mismo, por ser tan inquietos...
Los gigantes seres cuya piel era tosca y surcada han vivido más generaciones que nosotros.
Ellos nos enseñaban y nostrxs escuchábamos, lxs mirábamos y aprendíamos... De lxs hijxs de Gea, nosotros nos creímos superiores, pensábamos que ya no nos quedaba más por asimilar, cuando en verdad, solo empezábamos a hacerlo.
Reíamos y decíamos que ya habíamos crecido, que ya no dependíamos de los árboles, los vimos como objetos y dedujimos que los podríamos utilizar.
Empezamos a cambiarlos, a mutarlos, a matarlos.
Ya no los veíamos como unos sabios, no los veíamos como unos amigos, como hermanos.
Fuimos ingratos. Aun así ellos nos querían, nos protegían del frío, del hambre, de los desiertos.
Y seguimos pensando así.
El hambre crece, los desiertos avanzan devorando todo con su seca boca, las tierras de hielo se evaporan, el frío duerme a nuestro lado.
Los gigantes nunca han dejado de hablarnos. Nosotrxs dejamos de escucharlos, pero todavía podemos aprender.
En el silencio, se susurran constantemente...
En el vaivén del viento se pueden escuchar...
- Nosotros los cobijamos con nuestras ranas, los protegimos con nuestras hojas...
Hicimos lo que pudimos.
Ustedes nos negaron, nos olvidaron, nos mataron para y por sus propios caprichos...
Aun así los entendemos, les decimos y esperamos que escuchen... Aún estamos a tiempo.


Anónimo 

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