18 de marzo de 2015

Quiebre

Venía caminando por la calle cuando el tic-tac de mis pisadas me nubló la mente y creí que el camino se repetía una y otra vez, era como un sendero sin final en el cual me desgarraba. Al llegar a la casa, o lo que queda de ella sin ti, el sonido de mis manos lavando la loza no era el mismo que sentía hace algunas semanas, ahora estaba algo más crudo, más silencioso aún, desesperante. Creo que no puedo ser yo mismo del todo, que el aroma que se impregnaba en las paredes durante todo el día luego de tu visita, ahora se había esfumado, intenté encontrarlo en cada habitación. Te veía por todos lados sin embargo no te veía. Te sentía ahí, tras mis hombros cansados pero no te sentía. Fue inútil. Acostumbrarme a estar sin ti es una tarea que no quiero realizar, que simplemente significa algo que no estaba en los planes, en las proyecciones que hacía en mi interior, pero al final lo que más me dolía de todo era aceptar que las proyecciones no existen porque siempre estarán condicionadas por lo que quieres creer, por lo que anhelas, y eso para desgracia de todos tiene un largo camino para llegar a transformarse en realidad.

N.G.

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