hasta dónde llego dándole color a las cosas,
dándole color al mundo entre las noches.
Dónde acaba la necedad, se trata
de eso pues no hay límites aun
destinados a desgarrar algo más
que solo mis vestiduras.
Que quien cae junto a mi me enseñe
cómo se debe caer.
Lo estaré haciendo mal me he preguntado
más de unas cuantas veces.
O tarde estaré llegando,
porque si bien aun es de día,
hace tiempo que nos ha amanecido.
Lo mismo sucede en cada vuelo:
como si existieran, verdaderamente,
vías por las cuales
se debe surcar el aire.
Pero al final quiero
que quien se retuerce a mi lado
me indique el error
de hallarme sentado solamente.
Estando preso de mí mismo o de mi peso.
Que me invite a olvidar la gravedad
de nuestros nombres o humanidades,
Que me invite a reír simplemente.
Y reírnos, finalmente,
del vacío donde pende esta última letra.
jvv
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